El año pasado, el presidente de Bodegas Emilio Moro, José Moro (Pesquera de Duero, Valladolid, 1960), fue el primer bodeguero en entrar en la lista Forbes España de los 100 empresarios líderes en innovación. Y a principios de marzo, recibía el premio al CEO del año en comunicación e influencia que otorga el Club CEO España. El covid-19 ya empezaba a aparecer en España y con él se han eclipsado muchos brindis.

«La naturaleza nos está diciendo algo, que cada uno lo interprete a su manera»

—El libro en el que cuenta su historia y la de la bodega lo ha titulado ‘Si lo sabes escuchar, el vino te habla’. Esa frase era de su padre. ¿Qué le dice ahora el vino?

—Que hay que ser buena gente e ir con la cabeza bien alta, como decía mi padre. Que no hay que achicarse, que no hay que ver todo esto que hemos vivido como una desgracia. Habrá que hacer cambios y afrontar los negocios desde otra perspectiva. El vino te habla porque es cultura y porque, bebido con moderación, no emborracha, embriaga y saca lo mejor de las personas.

—Nunca brindar por tener salud había tenido tanto sentido.

—Sin duda. Hemos recuperado la calle, la luz, la vida y no quiero ser pesimista, pero ahí tenemos el incremento del paro, la bajada del PIB, el freno del consumo. Habrá que ver qué pasa con el virus. Hemos ganado una batalla, pero la resaca será importante.

—¿Y qué hacer, usted que exporta a 70 países, cuando el problema es global?

—Pues si antes nos centrábamos en la hostelería y en la restauración en un 80% y hacíamos poco caso a las superficies comerciales y al comercio on line, esto va a tener que cambiar. Para hacer frente a una catástrofe así, tendremos que darle una vuelta a lo que teníamos y seguir haciendo una bodega más digital y productiva... Nosotros ya sentamos las bases en innovación para hacer una bodega del futuro.

—¿No han parado estos meses?

—Nosotros hemos seguido trabajando en el campo y desde casa. No hemos hecho un ERTE en nuestra empresa, que son unos 110 trabajadores fijos más los que contratamos temporalmente para la poda y la vendimia.

«Con esta crisis está claro que va a haber una demanda de vinos más jóvenes y más baratos»

—«El éxito no es lo que tengo, sino con quien lo he conseguido», dijo, emocionado, al presentar el libro y mirando a la familia.

—Fíjese en el dicho «es tan pobre que solo tiene dinero». Siempre he tenido a la familia presente, con los problemas que puedan surgir en una empresa familiar, y también a toda la gente que ha hecho de la bodega un referente. Todos hemos arrimado el hombro en un proyecto ilusionante, desde que empecé con el lagar que me dejó mi padre.

—En abril del 2008 crearon una fundación. Gracias al vino llevan agua potable donde no hay.

—El vino ayuda al agua es el lema. Llevamos tres años llevando agua y montando depuradoras en escuelas de Chiapas, en México, con resultados espectaculares: son ya más de 150. Seguimos en Colombia con una comunidad indígena y este año vamos a apoyar un proyecto de higiene y letrinas para los refugiados venezolanos en Lima (Perú). Mi idea es seguir año tras año, es una de las cosas que más alegría me da: visitar en noviembre esas poblaciones es de las vivencias de las que más he aprendido. En España también hemos echado una mano al padre Ángel de Mensajeros de la Paz y a otros proyectos.

—La naturaleza sigue su ciclo. ¿Cómo está el campo?

—Nunca lo había visto tan bonito, con tanta fuerza, con tanta energía, con tantos racimos pequeñitos. Está precioso, descomunal. Aunque se puede torcer en el último momento antes de coger la uva, todo apunta a que la cosecha será inmejorable. Con lo cual tenemos otro problema, porque si las bodegas no han sido capaces de vender todo lo que tenían y hay mucho estoc acumulado, se ha de ver si la cosecha se va a poder coger toda entera y a qué precio se va a pagar el kilo. Con la crisis está claro que va a haber una demanda de vinos más jóvenes y más baratos. Eso se ha visto ya en el consumo en los hogares.

—¿Y por qué brindamos?

—La vida siempre es un motivo para brindar. Por la vida, porque, a pesar de las desgracias que trae a veces, es maravillosa. La propia naturaleza es la que nos está diciendo algo, y que cada uno lo interprete a su manera.