El Gran Hotel Sonnenbichl, en Alemania, no parece el peor lugar para soportar los rigores del confinamiento. En la decoración de sus suites transpira ese lujo regio de las viejas capitales centroeuropeas. Aquí, con un «permiso especial», según asegura el diario alemán Bild, permanece recluido el rey de Tailandia, Maha Vajiralongkorn, el monarca más rico del mundo, según la revista Forbes.

El diario asegura que el rey no está solo. Le acompaña un harén con una veintena de concubinas y una nutrida servidumbre, aunque se desconoce si está con él su cuarta esposa, la reina Suthida, con la que se casó en mayo pasado con gran fasto.

El pueblo tailandés percibe a Maha Vajiralongkorn como un bala perdida, coleccionista de mujeres e hijos extramatrimoniales, excéntrico, violento y fiestero. Tampoco la subida al trono le ha dotado del decoro que los más optimistas auguraban.