Miguel Bosé no habla del final de su relación con Nacho Palau y de la demanda que ha puesto su expareja «para la defensa y protección de sus intereses y, fundamentalmente, de sus hijos menores». Y si él no habla, su círculo más íntimo y su familia, tampoco. El cantante, de 62 años, sigue aparentemente con su vida en México, hermético y místico. Sigue colgando en su Instagram imágenes en la que muestra su solidaridad con el país donde se instaló hace unos meses tras vivir tres años en Panamá

Mientras en Valencia estallaba una batalla legal y con ella el mundo supo de la existencia del escultor valenciano Nacho Palau, su pareja durante 26 años ininterrumpidos. Una refriega que involucra a los pequeños Tadeo, Ivo, Telmo y Diego, dos pares de hijos gemelos, fruto de dos gestaciones subrogadas que Bosé y Palau tramitaron en 2010 por separado, que nacieron en 2011, y que se llevan siete meses de diferencia. Los dos primeros están en México con Miguel, matriculados en un colegio elitista; los otros dos están en España con Nacho. Los críos, que se han criado juntos, no se ven desde el pasado junio. Y es que las cosas no están de cara para Bosé. En su fugaz aparición en Madrid en el acto de homenaje de la revista Telva a Naty Abascal, Bosé se mostró huidizo con la prensa, temeroso de que le preguntaran también por sus problemas con la Agencia Tributaria, que le reclama 1,8 millones de euros.

Así que lo más cercano que estamos de saber su postura es lo que dijo Belén Esteban en Tele 5, que asegura que una fuente cercana al cantante afirma que «está muy enfadado por lo que ha hecho Nacho, se ve traicionado y ha decidido demandarle porque considera que se ha violado su derecho al honor». «No puedo contestar a nada», decía por su parte el otro protagonista de esta historia, Nacho Palau, pillado por las calles de Valencia por las cámaras de Tele 5. Fuentes cercanas al escultor revelaron que uno de los detonantes de la ruptura fueron las discrepancias entre Miguel y Nacho por la educación de los niños. «Estaban recluidos en el jardín de la casa», a la que solo tenían acceso un número muy reducido de amigos. «Miguel hacía de padre principal y era muy autoritario y eso no gustaba a Nacho». Y añaden: «Miguel no ha descolgado el télefono para saber cómo estan sus hijos». En Sálvame María Patiño también lanzaba: «Nacho no quiere el dinero de su expareja, solo va a luchar por la unión de sus hijos».

«Los amigos de Miguel somos siempre sus amigos y entendemos una cosa muy importante, respetamos mucho su silencio cuando él lo pide», decía en un acto el escritor venezolano Boris Izaguirre.