Una actriz californiana y divorciada de 36 años es la nueva incorporación a la plantilla de la familia real británica. El príncipe Enrique, hijo de Carlos y Diana de Gales y quinto en la línea de sucesión al trono, se casará la próxima primavera con Meghan Markle, según se anunció ayer desde Clarence House, la oficina del padre del novio. Pocas horas después de conocerse la noticia de su compromiso, sobre la que la prensa inglesa venía especulando hace un tiempo, Meghan Markle y el príncipe Enrique posaron por vez primera ante decenas de medios gráficos en el Jardín Blanco dedicado a Diana de Gales, en el palacio de Kensington.

La pareja, que no hizo declaraciones, se mostró feliz en todo momento y muy amable con los periodistas y las personas que se congregaron para verles y darles la enhorabuena. Para la cita, Markle escogió una gabardina blanca de la firma canadiense Line The Levell, un vestido verde botella y unos zapatos de tacón de la marca italiana Aquazzura. Por su parte, el príncipe optó por un traje chaqueta azul.

Durante el posado, Meghan Markle mostró brevemente su anillo de compromiso de oro amarillo y diamantes, que habría diseñado el propio príncipe con joyas pertenecientes a un broche de su madre. La pareja ofreció por la tarde su primera entrevista juntos para la BBC.

Ambos se conocieron en el club londinense del Soho House en julio del año pasado gracias a un amigo común y afianzaron su relación unos meses después en Canadá, cuando Enrique estaba promocionando los Juegos Invictus 2017 en Toronto, ciudad donde ella residía y donde se rueda Suits, la serie de televisión en la que participaba hasta hace poco. Hace ahora un año, en noviembre del 2016, el príncipe Enrique confirmó el noviazgo con la actriz en un comunicado y pidió entonces respeto a los medios.

Los novios han recibido el necesario beneplácito de la reina Isabel II, con la que Meghan estuvo tomando el té el pasado octubre. El compromiso se formalizó en secreto a principios de este mes en Londres, de acuerdo con el comunicado. Solo la soberana y otros miembros muy próximos de la familia lo supieron.

Los detalles de la boda serán anunciados «a su debido tiempo», según los portavoces. Las apuestas se inclinan por el mes de mayo, dos meses después del nacimiento previsto del tercer hijo que esperan el príncipe Guillermo y su esposa Catalina.

Una vez casados, Meghan recibirá el título de su alteza real y realizará plenas funciones públicas en las actividades de la familia real. El matrimonio vivirá en Nottingham Cottage, parte de las dependencias del palacio de Kensington, donde también residen los duques de Cambridge. Gracias a los jardines que lo rodean, la propiedad conserva su intimidad. «Va a ser estupendo el conocer a Meghan y ver lo felices que son ella y Enrique estando juntos», afirman los duques en un comunicado. «Encantados y muy felices» se declaran también la reina y su marido.

LA NOVIA, CATÓLICA / El compromiso ha recibido la bendición de los padres de Megham, Thomas Merkle y Doria Ragland, que se divorciaron hace tiempo. La propia actriz también es divorciada y parte de su origen, por línea materna, es afroamericano. Meghan es también católica, algo que en otros tiempos habría apartado a Enrique de la sucesión al trono. En el 2015, las normas a este respecto cambiaron.

El rechazo frontal al compromiso con otra americana divorciada, Wallis Simpson, obligó al rey Eduardo VIII a renunciar al trono, una abdicación que provocó una grave crisis constitucional.