Según el día en que lo fotografiaran, Stefan Cernetic ha tenido el aspecto de desaliñado periodista gastronómico, de defraudador camuflado de enviado de Trip Advisor, de amable entretenedor de ancianos y de relaciones públicas especializado en banqueros y aristócratas, como aún puede verse en vídeos de su web. Ni sobre el nombre de este desconocido italiano hay certezas. De acuerdo con el Registro Civil de Italia, nació en Trieste en 1960 con un italianísimo Stefano, aunque luego se haya hecho llamar Stefan y Stephan, y su apellido haya aparecido como De Cernetic, Crnojevic o incluso Tchernetich. Su capacidad no es fortuita. Stefan Cernetic -así lo llamaremos en adelante por facilidad- es un camaleón. Su último disfraz: el príncipe heredero al trono de una monarquía europea. La de Montenegro, precisamente.

El engaño lo han destapado los Carabineros italianos y lo cierto es que, en un país donde abundan las noticias excéntricas, la revelación no ha provocado grandes desasosiegos. Los que han manifestado mayor sorpresa han sido sus víctimas, en su mayoría famosos, deportistas, actrices, políticos, aristócratas y hasta cardenales.

ENORME TELARAÑA / Todos personajes con los cuales Cernetic había logrado establecer una relación, que lo recibían, lo escuchaban y (al parecer) algunos hasta lo habían gratificado por sus servicios en actos y fiestas. «Por lo que he sabido a través de la prensa, no solo logró engañar a un servidor, sino a muchas personalidades relevantes», ha dicho Emilio Romani, alcalde de lalocalidad de Monopoli y uno de los pocos que ha admitido haber caído en la telaraña de Cernetic.

Según los agentes de Brindisi, que lo han investigado durante 10 meses, fue hace dos años, quizá tres, cuando se convirtió en príncipe. «Antes de eso, se dedicaba a otros menesteres», bromea un policía del operativo a preguntas de este diario. «No es un novato, es un reincidente, como demuestran sus antecedentes. Lástima que Montenegro sea una república y que ya exista un verdadero príncipe de Montenegro que no es él», precisa. El tenista Novak Djokovic, el cardenal Pietro Parolin, los aristócratas Alberto II de Mónaco y Carlota Casiraghi, el jinete Ali bin Khalid Al Thani, de la poderosa dinastía de Catar, la actriz Ramona Badescu, e incluso la hermana de la reina Sofía, Irene de Grecia, figuran entre los personajes que estuvieron con él y aparecen en los centenares de fotografías de famosos de su página web y en sus perfiles en Facebook.

El 20 de junio del 2015, en la localidad costera de Santa Margherita Ligure, alcanzó su cénit. Perfectamente ataviado con un esmoquin, le tomaron una fotografía mientras apoyaba una larga espada de metal sobre las espaldas de una llamativa melena rubia. La mujer no era otra que Pamela Anderson, la mítica C. J. Parker de Los vigilantes de la playa, a la que acababa de nombrar «condesa de los lirios», por sus méritos, dijo, «en favor de la protección de la biodiversidad marina». «Sí, he obtenido un título», confirmó luego Anderson en la televisión. Además de ello, Cernetic también organizaba fiestas en distintas localidades a las que se podía acceder pagando grandes sumas de dinero.

REGISTROS POLICIALES / Sin embargo, el juego se acabó el pasado 14 de junio, con tres registros que la policía llevó a cabo a primera hora de la mañana en Avellino (sur de Italia) y Turín y Bergamo (norte), en los que se le incautaron sellos, pasaportes e incluso un lujoso vehículo con banderitas como los que usan los diplomáticos de alto rango. Los carabinieri, que no lo han arrestado, empezaron la investigación el pasado agosto, después de que la Embajada de Montenegro alertara de que un desconocido -«no sé quién es este hombre», dijo por lo visto el embajador- se estaba haciendo pasar por un representante de Montenegro e incluso iba con alguien que decía ser el «embajador». Contactado por este diario, Cernetic asegura ser víctima de un «complot de los servicios secretos», que, según él, lo quieren «desacreditar». «Quizá lo que debería hacer es meterme en política», añade. Mientras, el caso está ahora en manos del fiscal de Brindisi.