Los estadounidenses Foo Fighters son posiblemente una de las bandas de rock más grandes del planeta, auténticas estrellas, pero también han demostrado ser una de las formaciones más accesibles y entregadas a sus seguidores. La última demostración de cariño y respeto a sus fans tuvo lugar el pasado 24 de junio, durante el mítico Glastonbury, un festival de música que se celebra en Somerset, Inglaterra.

El fundador y líder de la banda, Dave Grohl, dedicó la canción ‘Everlong’ a una de sus seguidoras, la inglesa Laura Plane. No era una dedicatoria cualquiera. Esta profesora había muerto un mes antes tras luchar contra un cáncer durante casi ocho años. Su marido, Jon Plane, contactó con Grohl a través del Twitter pidiendo que tocaran esa canción en memoria de su difunta esposa.

‘Everlong’, uno de los grandes éxitos de la banda, incluido en el segundo disco de la banda, ‘The Colour and the Shape’ de 1997, acompañó a la pareja en algunos de sus mejores momentos. Fue la primera canción que sonó en el baile de su boda -también sonó durante su funeral, el pasado 9 de junio- y tenían planeado asistir al concierto de Foo Fighters en Glastonbury para celebrar sus 10 años de casados.

Días antes del concierto, Grohl contestó a la petición por Twitter desde un avión, con una nota escrita a mano: “Te mando mucho amor, esperanza y luz. Estaremos pensado en vosotros en Glastonbury. Cuídate, amigo”.

Llegó el concierto de Foo Fighters y, como no podía ser de otro modo, dejaron para el final la emotiva ‘Everlong’. “Quiero dedicar esta canción a una persona llamada Laura, que no ha podido estar aquí esta noche. Deberíamos bailarla todos por ella", dijo Grohl antes de atacar el tema. "Durante los ocho años que Laura ha estado enferma siempre he intentado hacer pequeñas cosas para levantarle el ánimo", recuerda su marido, Jon Plane, feliz porque su último regalo fue posible.