El romance que une al centrista y candidato al Elíseo Emmanuel Macron, de 39 años, y Brigitte Trogneux, de 64, tiene robado el corazón a los franceses. Y es que después de la azarosa vida amorosa que ha protagonizado François Hollande en el Elíseo, la historia de la pareja de moda ahora en Francia bien podría inspirar una chanson d’amour de Jacques Brel o Edith Piaf.

Era solo un adolescente de 16 años cuando Macron se enamoró perdidamente de su profesora de francés, que entonces tenía 40, estaba casada con un banquero, André Auzière, y era madre de tres hijos, Sébastien, Laurence y Tiphanie, que rondaban la edad del entonces brillante estudiante. El amor por el teatro les unió cuando el joven Macron se apuntó al taller que ella impartía. El acercamiento fue lento pero inevitable.

Los dos pertenecían a la élite de la burguesía local de Amiens -él, hijo de médicos; ella, descendiente de una familia chocolatera- pero les separaba una generación. Y los padres de Emmanuel trataron de romper ese amor enviando a su hijo al prestigioso liceo Henri-IV, en el corazón del barrio latino de París, donde podría desarrollar todo su talento.

LAS CONFESIONES / Brigitte le convenció para que aceptara. Y él le escribió una carta. «No te desharás de mí fácilmente. Volveré y nos casaremos», según él mismo confesó en el documental Emmanuel, la estrategia del meteoro de France 3. «Escribir nos hizo reunirnos todos los viernes y eso desató una proximidad increíble», añadió Brigitte. «Poco a poco venció mi resistencia», confesó en el libro Emmanuel Macron, un joven perfecto.

Y volvió. Ella se divorció de su marido y la pareja se casó en el 2007, cuando él ya tenía 30 años y era banquero de Rotschild. Desde entonces, Brigitte, además de su gran amor, ha sido en todos estos años su gran apoyo profesional. Forma parte de su equipo de colaboradores, le lleva la agenda, le revisa los discursos.... Ella lo es todo. Según confiesa un íntimo de la pareja, «él no hace nada sin pedirle a ella consejo, ya sea sobre el fichaje de alguien, sobre la elección de un traje o un corte de pelo».

El domingo, en su gran noche tras conocerse los resultados de la primera vuelta electoral, tuvo palabras para Brigitte. «Sin ella no estaría yo aquí hoy». Ha explicado que cuando llegue al Elíseo, su esposa tendrá «su lugar, no detrás, ni escondido, sino a mi lado, donde siempre ha estado».

Bibi o Bam es como llaman sus allegados más íntimos a la que está a un paso de convertirse en la nueva primera dama francesa, una rubia chic y elegante que se deja vestir por la hija del presidente-director general del grupo de lujo Louis Vuitton.

Los Macron forman hoy una familia perfecta: el matrimonio, los tres hijos de ella, y los siete nietos a los que hace de abuelo. A los hijos de su mujer, como si fueran hermanos para él dada la edad que tienen, los ha integrado en la campaña. Sébastien, ingeniero, controla las redes sociales. Tiphanie anima un comité de apoyo en Pas-de Calais, y Laurence, cardióloga, vela por la buena salud del candidato. Laurence, inscrita en el mismo taller de teatro en el que Emmanuel se enamoró de su madre, fue la primera testigo del acercamiento de la pareja. Y a día de hoy, le vigila el corazón.