La carrera de Margot Robbie está a punto de explosionar. Este verano coinciden dos de sus últimos trabajos en la cartelera, en los que demuestra que ha nacido una estrella camaleónica dispuesta a comerse la pantalla. Por una parte se ha convertido en la nueva versión contemporánea de Jane en 'La leyenda de Tarzán', en la que exhibe su poderío físico junto al rey de la selva a golpe de magnetismo entre lianas y gorilas. Por otra, la veremos encarnar a Harley Quinn, la supervillana cómplice del Jóker en la esperadísima 'Escuadrón suicida', la adaptación de los cómics de DC que está llamada a convertirse en uno de los éxitos del verano.

Robbie pertenece a esa nómina de actrices australianas rubias y de dentaduras perfectas que aterrizan en Hollywood tímidamente para terminar coronándose como sus reinas. Podría ser el relevo perfecto de Nicole Kidman, de Cate Blanchett o Naomi Watts. Talento y aptitudes no le faltan.

Pero esta escalada meteórica hacia el éxito y el reconocimiento no hubieran sido posibles si Martin Scorsese no se hubiera fijado en ella para protagonizar junto a Leonardo Di Caprio 'El lobo de Wall Street'. Fue la película que la puso en el punto de mira, porque realmente hasta el momento, Robbie solo había participado en dos series televisivas: en el culebrón 'Vecinos' y en la producción retro nostálgica 'Pan Am' centrada en un grupo de azafatas de vuelo de la mítica compañía aérea. La serie no pasó de la primera temporada, pero la actriz consiguió con ella la visibilidad que necesitaba para dar un impulso a su carrera y se llevó por el camino una bonita amistad, la de Christina Ricci, con la que incluso llegó a compartir piso.

Pero fue Scorsese quien lo cambió todo, quién le ofreció la oportunidad de acceder a una liga mayor. Nadie entiende por qué Margot Robbie no estuvo nominada a los Oscar ese año por su papel de Naomi Lapaglia en 'El lobo de Wall Street'. La actriz demostró ser un huracán avasallador capaz incluso de poner en su sitio a un espídico Leonardo Di Caprio y de convertirse en uno de los personajes femeninos con más personalidad de la filmografía scorsesiana junto al de Sharon Stone en 'Casino'.

PUNTO DE INFLEXIÓN

Fue sin duda un punto de inflexión en su carrera. Apareció en 'Suite francesa' con un papel secundario y protagonizó junto a Chiwetel Ejiofor y Chris Pine la fábula postapocalíptica 'Z for Zachariah'. Eclipsó a su compañero de reparto Will Smith a golpe de toque sexy en la discreta 'Focus' y tuvo una aparición estelar autoparódica en 'La gran apuesta', explicando al espectador desde su jacuzzi y con una copa de champán los intríngulis de los bonos hipotecarios basura.

En su vida personal mantiene una relación sentimental con el ayudante de dirección Tom Ackerley, al que conoció rodando 'Suite francesa' y con el que acaba de prometerse tras dos años de relación. Anteriormente estuvo relacionada con Henry Aitken, al que también conoció en un rodaje, el de 'Z for Zacharian', donde él participaba en el departamento de arte. Pero Margot Robbie no cambia de novio con cada película como pudiera parecer, ni le interesa salir con gente famosa. Por eso rechazó las insinuaciones de Orlando Bloom y ha demostrado mostrarse más que discreta en su parcela más íntima.

UNA RATA VIVA DE REGALO

En el rodaje de 'Escuadrón suicida' ha vuelto a coincidir con Will Smith, pero con quien parece haber hecho buenas migas es con Cara Delevigney con Jared Leto, que encarna al Joker y junto al que seguramente la veamos interpretar algunas de las escenas más dementes de la temporada. El actor, que se metió más de lo debido en el papel del célebre payaso psicópata, le regaló a Margot una rata viva el primer día de rodaje. Aunque estuvo a punto de matarla, finalmente la actriz le encontró un hogar de acogida en casa de Guillermo del Toro. Cosas de Hollywood.

En el nuevo Tarzán, Robbie se muestra más modosita de lo esperado, y aun así el personaje de Christoph Waltz exclama en un momento de la película “¡Qué mujer!”. En 'Escuadrón suicida' conoceremos su vena más macarra y subversiva y por fin podrá soltarse de verdad la melena a ritmo de descaro, insolencia y rock n’roll. Larga vida a la próxima emperatriz de Hollywood.