En el viaje vital de Liza Minnelli entre Broadway y Hollywood, entre los escenarios y el estudio de grabación, hay otras estaciones más o menos regulares: una es el altar y otra las clínicas de rehabilitación.

La artista, de 69 años, acaba de ingresar en una clínica de Malibú para abordar sus problemas crónicos con el alcohol, una sustancia que ha combinado a los largo de los años con los fármacos y otras drogas. A la Sally Bowles de Cabaret le persiguen los mismos demonios que se llevaron a su madre, la actriz Judy Garland, en 1969 por una sobredosis accidental de somníferos cuando tenía 47 años.

"Liza ha luchado de forma valiente contra los abusos a lo largo de los años y, siempre que ha necesitado tratamiento, lo ha buscado", dijo la portavoz de la artista.

Esa misma fuente sostuvo que la recaída no se ha debido a ningún motivo particular. "Está haciendo excelentes progresos y esperamos que salga pronto", añadió a la prensa estadounidense. La diva californiana se divorció en el 2007 de su cuarto y, hasta la fecha, último marido, el promotor musical David Gest. Durante la larga batalla legal que precedió a su separación, Gest acusó a la artista de maltratarlo físicamente durante alguno de los arrebatos de ira que dejaban sus borracheras.

En la denuncia contó, por ejemplo, cómo Minnelli lo humilló en Londres después de vaciar una botella de vodka en una de agua para beber sin que la molestaran. Y dijo además que en la temporada en que se casó con ella, allá por el 2002, Minelli era "una alcohólica con sobrepeso a la que era imposible promocionar de forma efectiva o asegurar para un concierto". Aquel divorcio sacó a la superficie muchos trapos sucios, pero la intérprete nunca ocultó sus excesos.

"Esta enfermedad me ha perseguido de forma rampante toda mi vida. La heredé y ha sido horroroso, pero siempre he buscado ayuda", dijo en el 2008. Según algunas crónicas, sus problemas comenzaron después de que empezara a tomar Valium para sobreponerse a la muerte de su madre. Por entonces su carrera ya había despegado. En 1965 se convirtió en la actriz más joven en ganar un Tony por su papel en Flora, la amenaza roja . Luego llegarían el Oscar, el Emmy, el Grammy...

Pero también las fiestas sin freno en los setenta, donde tuvo a Bianca Jagger y Andy Warhol como compañeros de correrías. En una entrada de su diario en 1978, Warhol la recordaba llegando a una fiesta y diciendo: "Darme todas las drogas que tengáis". Dos años después, Minelli entró por primera vez en una clínica de rehabilitación, un viaje que se convertiría en una constante desde entonces.

En 1984 tuvo que suspender su participación en el musical The Rink , que se escenificaba en Broadway, para volver a la clínica, en este caso, empujada por su amiga Elisabeth Taylor.