Quedan dos semanas para que se cumpla el primer aniversario de la muerte de Whitney Houston. Coincidiendo con la efeméride, Cissy Houston, madre de la cantante que fue hallada muerta a los 48 años en una bañera de un hotel de Los Angeles el 11 de febrero del 2012 por "ahogamiento" y "efectos de un problema cardiaco y uso de cocaína", según la autopsia, edita las memorias Recordando a Whitney. Mi historia de amor perdida y la noche en que se paró la música. Ya ha dado una entrevista promocional a la revista People. Y se ha sentado con Oprah Winfrey, que emite el programa el lunes pero ya ha presentado avances prometiendo revelaciones.

La adicción de su hija es uno de los temas que aborda en el libro. Cissy Houston, que en marzo pasado atacó a la prensa por mencionar con frecuencia los problemas de drogas de la diva, confiesa ahora que no abordó el problema con Nippy, como le llamaba cariñosamente, ni siquiera cuando apareció demacrada en un concierto de homenaje a Michael Jackson en el 2001, por miedo a romper definitivamente la relación.

"Empezó a tontear y no supo cómo parar. Me solía preguntar qué hacía por la noche, dónde estaba", escribe la cantante de gospel, que también confiesa a la revista que su hija se escondía de ella. "Aún me pregunto si la podría haber salvado de algún modo, pero no hay un libro escrito sobre cómo ser madre. Lo haces lo mejor que puedes".

Cissy ha eximido de culpa al que fue esposo de Whithney, Bobby Brown, por el abuso de estupefacientes de su hija. Afirma que le culpa "por la forma en que le trató, pero no por sus problemas de drogas", aunque apunta también a que los propios problemas del cantante "no le ayudaron a ella".

Una de las preguntas que Winfrey ha ofrecido como gancho es la que se refiere a la supuesta relación de Whithney Houston con Robyn Crawford, que fue su directora creativa. La respuesta no está en los avances pero Cissy Houston le ha dicho a People esto sobre Crawford: "No la quería con mi hija".

Lo que trasluce en el libro y las entrevistas es una madre aún dolida ("me enfada que muriera sola en esas condiciones; aún estoy enfadada por eso") y una abuela preocupada. En el libro cuenta cómo su hija llevó a su nieta, Bobbi Kristina (la hija de Brown), a una de sus rehabilitaciones en el 2005. "Creo que quería que entendiera con qué combatía quizá para que no siguiera el mismo camino". La adolescente, de 19 años, "no lo está llevando bien".