El chef Ferran Adrià se sentó ayer ante una jueza de Barcelona para defenderse de la demanda civil interpuesta por los hijos de su exsocio, el empresario catalán y filántropo Miquel Horta Almaraz, a quien en el año 2005 le compró el 20% del restaurante El Bulli, de Roses. Los demandantes sostienen que Adrià y Juli Soler (que ha sido eximido de declarar al encontrarse incapacitado por enfermedad) engañaron a su padre, que padece una dolencia mental, para comprarle las acciones a un precio más bajo que el real y ahora reclaman 10 millones de euros, ocho veces más del precio pactado en su día. El juicio durará tres días.

Jofre y Sergi Horta, los hijos del empresario, que fue dueño de la firma Nenuco, presentaron en junio del 2008 la demanda contra Adrià y Soler porque entendían que su padre fue estafado, al ocultarle los que eran sus socios los beneficios y actividades paralelas que realizaban a través de sociedades interpuestas. El cocinero negó ayer todas las acusaciones.

LA DECLARACION Empezó diciendo que Miquel Horta "estaba informado de todo lo que hacíamos" y que todos los beneficios de las labores que emprendía era para El Bulli. La amistad entre el empresario y el chef, según explicó, se remonta a 1992. Al año siguiente, en plena crisis, el empresario les ayudó económicamente y después entró a formar parte, como accionista y junto con su hermano Federico, de El Bulli. Los dos se quedaron con el 20% del negocio. Además, Horta, actuó, detalló Adrià, como "un banco", prestándoles dinero al 11% de interés. "Puso 47 millones de pesetas en 1994 y cobró 200 millones de pesetas por sus acciones en el 2005, lo que supone una rentabilidad del 35%", afirmó Adrià. De forma contundente añadió: "Esto no es ser mecenas, a esto se llama negocio". "Yo no tenía ninguna necesidad de que Horta vendiera, él pidió ayuda porque necesitaba dinero", apuntilló.

Cuando Horta entró como socio, El Bulli no tenía fama mundial. Pero en 1996, en Francia, Adrià fue proclamado el mejor chef internacional y las cosas cambiaron. "No teníamos ni para comprar un coche. Con Juli trabajábamos 330 días al año, 15 horas al día", alegó el chef. Su sueldo era de 40.000 euros hasta que en el 2003, cuando, teniendo las inversiones pagadas, se subieron el sueldo.

El cocinero explicó que hasta el 2004 todos los beneficios que obtuvo por sus actividades particulares las reinvirtió en el restaurante y defendió la licitud de los 300.000 euros que cobró a partir de esa fecha en concepto de los derechos de imagen, ya que tanto Soler (percibió otros 300.000) como él habían generado por ello 3,6 millones de euros. "¿Se imagina a Messi que todo lo que cobra de Nike y otros sitios fuera al Barça?", puso como ejemplo.

LA OTRA VERSION En el juicio ha declarado la mujer de Horta, quien afirmó que Soler y Adrià "obligaron a firmar" a su marido para que les vendieran la parte del restaurante. Según su versión, en el 2005 su marido estaba mal por el transtorno bipolar que padece, pero al salir de El Bulli, le "destrozaron la vida. Lo echaron. Estaba coaccionado".

La secretaria de Horta lo definió como "demasiado inocente. Era fácil de sacarle el dinero". Y recordó cómo produjo un disco a la modelo Antonia de'l Atte. Adrià también relató que le confesó que había vendido la empresa Nenuco por 6.000 millones de pesetas.