Arantxa Sánchez Vicario ha decidido aflojar el brazo en el durísimo pulso que mantenía con sus padres desde que desveló lo mal que lo había pasado con ellos, lo poco que la quisieron, lo mucho que la arruinaron. La extenista, que cuenta sus miserias en la autobiografía ¡Vamos!, la bomba que dinamitó la poca armonía que quedaba en su familia, había llevado a juicio a sus progenitores porque quería el piso de la avenida Diagonal y el apartamento de S'Agaró (Gerona), que son de su propiedad y que disfrutan en usufructo. La cita en los tribunales estaba prevista para mañana. Ayer, casi en el último segundo, la exnúmero uno del mundo pidió la suspensión para alcanzar a un acuerdo con Emilio Sánchez y Marisa Vicario.

Arantxa quería resolver en la vista la anulación del documento en el que otorgó a sus padres el uso de las viviendas, propiedad de dos sociedades mercantiles suyas, SAG Residencial S.L. y Euroilla Inversiones S.L.. Iba a declarar como demandante, y sus padres, como demandados, con varios testigos, entre los que figuraba su hermano Emilio.

ACUERDO GLOBAL Con la iniciativa tomada por la campeona de Roland Garros y bendecida por sus padres, no habrá foto de la familia rota a la entrada del juzgado mercantil número 4 de Barcelona. Todo se ventilará en una negociación privada que irá más allá del piso y del apartamento; este diario ha podido saber que la condición que han puesto los padres de Arantxa para aceptar la suspensión del juicio es que se hable de todo: de lo que publica en el libro, de las acusaciones de haber dilapidado millones de euros (su padre administraba su fortuna hasta que en el 2009 le revocó los poderes para dárselos a su marido, Josep Santacana), incluso de los trofeos, joyas y peluches que ganó en su carrera y que aún obran en poder de sus padres...

Quieren un pacto global para una paz definitiva que parecía imposible porque hasta ayer ambos bandos no habían mantenido ningún contacto. La extenista y su esposo seguía sin hablarse con sus padres y sus hermanos, Marisa, Emilio y Javier, según la revista Vanity Fair.

CAUSA EN ANDORRA ¿Temía Arantxa una derrota en los tribunales? Cuando firmó el acuerdo de usufructo de los pisos, su administrador le quitaba razón en su escrito. "Consintió el otorgamiento de los derechos de uso y habitación ahora controvertidos (-) en prueba de agradecimiento por los desvelos y atenciones recibidos durante toda su carrera deportiva". Es decir, que según este texto, no es cierto que la extenista hiciera la cesión sin su consentimiento. Ya en Andorra se archivó una demanda contra su padre, su hermano Javier y su exabogado Bonaventura Castellanos por administración desleal y apropiación indebida.

El intento de llegar a un acuerdo también puede responder a una cuestión sentimental, dado que su padre está delicado del corazón, sufre alzhéimer y hace dos años le dianosticaron un cáncer de intestino. La familia, que no conoce al segundo hijo de Arantxa, había presentado informes médicos para evitar que declarara.