Ya sea luciendo vestido y tacones o vaqueros y botas de agua, la duquesa de Cambridge siempre seduce. Ayer volvió a encandilar en su visita, sin el príncipe Guillermo, a un campamento para niños de zonas urbanas deprimidas. Catalina encendió hogueras, cocinó y levantó tiendas de campaña en el centro Margaret McMillan House.