Cuando Jordi Sánchez dijo a sus padres que quería ser actor a estos les faltó tiempo para salir corriendo hacia la Catedral a ponerle un cirio a Santa Lucía para que su hijo no aprobara el examen del Instituto del Teatro. No se sabe si fue por intervención divina, pero el caso es que Sánchez suspendió. Esta es una de las anécdotas que el actor, que da vida al pescadero Antonio Recio en Lo que se avecina , y que triunfó como Lopes en la serie catalana Plats bruts (TV3), cuenta en el libro Humanos que me encontré, editado por Ediciones B. Una obra autobiográfica llena de divertidas reflexiones sobre sobre su infancia y adolescencia en la reprimida España de los 70, con cuya lectura es imposible no partirse de risa.

"Cuando dije a mis padres que quería dedicarme a la interpretación lo vivieron como un trauma. Ellos querían que tuviera un futuro asegurado, era la filosofía que les habían inculcado", explica el actor. "A ver, hijo, trabajando no hay nadie que sea feliz, y no vas a ser tú la excepción. A mí no me gusta ir a trabajar, no le gustaba a tu abuelo y a ti no te va a gustar. Y no se puede ser actor. Nadie es actor. ¿Conoces a algún actor?", le decía su padre.

ENFERMERO Sánchez tenía 18 años y optó por complacer a su padre y estudiar una carrera: enfermería. Aurelio, su progenitor, que en realidad no se llama así, insistía: "En el trabajo lo que yo te aconsejo es no destacar nunca. Ni por arriba ni por abajo. Que nadie note que estás ahí. Que no se te vea. Sé discreto, no molestes y no te molestarán. Tu siempre en medio, metido en el bulto". Pero el pescadero Recio no hizo caso ni olvidó su vocación de cómico y, mientras hacia guardia en hospitales, estudiaba y volvió a presentarse al Instituto del Teatro. Esa vez aprobó y el tiempo ha demostrado que acertó de pleno al convertirse en actor.

Por el libro van desfilando una serie de personajes "algunos verdaderos y otros inventados". según el autor, que a muchos lectores les parecerán familiares. Por ejemplo, Aparicio, el vecino con delirios de grandeza que se inventa su pasado, los fachas, los curas, los amigos, el despertar de la sexualidad. Relatos tratados con mucho humor e ironía, que enganchan desde la primera línea. Lo dicho, para partirse de risa.