Una de las películas más esperadas del festival Tribeca de este año es God bless Ozzy Osbourne (Dios bendiga a Ozzy Osbourne) , un retrato documental de este controvertido icono del heavy metal, contado a través de los ojos de su familia. Su hijo Jack Osbourne es productor.

Pero los fans de Ozzy que no hayan podido desplazarse al festival neoyorquino fundado por Robert de Niro tienen una alternativa nada desdeñable: conocer la vida de su héroe en sus propias palabras, o casi. A principios de abril, Global Rhythm publicará en España I am Ozzy (confieso que he bebido) , memorias escritas por Ozzy Osbourne con un poco de ayuda del periodista Chris Ayres. El libro fue un éxito de ventas en EEUU y Reino Unido .

Es una lectura hilarante, cuanto menos. La vida de Ozzy Osbourne acumula anécdotas imposibles, desagradables, increíbles, que parecen producto del más alocado escritor de ficción. John Michael Osbourne --ese es su verdadero nombre-- avisa al comienzo del volumen: "Durante los últimos 40 años he ido ciego de alcohol, coca, ácido, Quaaludes, pegamento, jarabe para tos, heroína, Rohypnol, Klonopin, Vicodin y otras muchas sustancias, demasiadas para consignarlas en una nota a pie de página". Y añade: "Lo que vais a leer es lo que goteó de la gelatina que tengo por cerebro cuando le pregunté por la historia de mi vida. Ni más ni menos".

LA PALOMA DE LA PAZ Lo que leemos es una increíble historia de mala suerte, buena suerte, malas decisiones y, al final, la redención a través de la telerrealidad. Ozzy relata --con particular gracia oral-- su éxito como príncipe de las tinieblas en la satánica banda Black Sabbath y su experiencia como artista en solitario, retrata a su familia... Pero, sobre todo, encadena historias absurdas que ejemplifican el concepto vivir al límite.

Una de las más famosas, por supuesto, es aquella de la paloma. Su esposa Sharon (entonces su agente) le recomendó llevar una paloma a la finalización de un contrato multimillonario con Columbia; la idea era soltar al animal durante la reunión en señal de paz y amor. Ozzy llevó la paloma, pero cambió el plan: se la sacó del bolsillo, le arrancó la cabeza a la pobre ave de un bocado y la escupió. "La cabeza de la paloma aterrizó en el regazo de la relaciones públicas junto con un chorrazo de sangre", cuenta. "Si os digo la verdad, estaba tan borracho que todo me sabía a Cointreau y a plumas. Y algo a pico también".

Pero aún hay más. En el libro Osbourne relata cómo le metieron en la cárcel en San Antonio por orinar alegremente contra los muros del Alamo; y eso lo hacía, además, llevando un vestido de fiesta de Sharon. En otra ocasión, su primera esposa Thelma le pidió que diera de comer a las gallinas y, en lugar de eso, se las cargó a todas con una semiautómica y prendió fuego al gallinero.

Ahora Ozzy está limpio y sobrio, pero han sido 40 años de abusos de los que ni siquiera él sabe cómo ha salido. "Un par de copas y estaría bien jodido. Por eso, cuando no estoy de gira no salgo mucho. No me hace falta: tengo a mi mujer, a mis amigos, a mis perros (a los 17) y mis tierras". Ya no lleva mala vida.