Jennifer Hudson ha sido una encarnación perfecta del sueño americano: una chica negra y gordita que deja su trabajo en una cadena de hamburgueserías para probar suerte en un concurso de talentos en la tele y que, pese a no ganarlo, logra con su impresionante voz llegar hasta lo más alto. Se alzó con el Oscar como actriz de reparto por su trabajo en Dreamgirls , se ha hecho una figura musical y ha mantenido los pies en la tierra gracias a su familia.

El viernes, todo se hizo añicos. La madre y el hermano de Hudson fueron asesinados a tiros en su casa de South Side, un barrio humilde de Chicago. Su sobrino de 7 años, hijo de su otra hermana, está desaparecido. La primera persona detenida por la policía, que inicialmente habla de un caso de violencia doméstica, es el padrastro del niño. Y aunque las investigaciones siguen abiertas, lo que ya se había revelado ayer era la cruz de la moneda, una pesadilla de violencia y crimen tan frecuente o más en América que los sueños.

Los vecinos afirmaron haber escuchado tiros por la mañana, pero no fue hasta el mediodía cuando un pariente encontró el cuerpo de Darnell Donerson, la madre, de 57 años. Cuando la policía llegó al lugar del crimen encontró en un cuarto el cadáver del hermano de la artista, Jason Hudson, de 29 años. Al menos uno de los dos presentaba heridas por defenderse. La entrada de la vivienda no estaba forzada.

Pese a que se trata de una investigación abierta, las autoridades confirmaron ayer que habían detenido a William Balfour, que había estado casado con Julia Hudson, otra hermana de la cantante, y que es el padrastro del niño desaparecido, Julian King. Balfour está en libertad condicional desde mayo del 2006, cuando salió de prisión después de estar siete años por un intento de asesinato y el robo de un vehículo.