Antonio Escribano, nutricionista y médico cordobés: "Quien se cuida y trabaja mucho, alquila un piso más cerca de la suerte"
Habla de cuidar el cuerpo como una responsabilidad moral: “No tenemos otro cuerpo y somos responsables de él” e insiste en que “la suerte suele agradecerle a la gente que se cuida”

Antonio Escribano, nutricionista y médico cordobés Quien se cuida y trabaja mucho, alquila un piso más cerca de la suerte
La medicina y la nutrición no solo sirven para cuidar el cuerpo. También ayudan a mantener la cabeza en su sitio. Una prueba de ello es la conferencia del médico cordobés Antonio Escribano Zafra, especialista en Endocrinología, Nutrición y Medicina Deportiva, que se ha vuelto a publicar recientemente por su forma tan clara y tan humana de hablar sobre la suerte.
En su charla Escribano desmonta una idea muy extendida: que todo en la vida depende del azar: “Por mucho que uno haga en la vida, todo es cuestión al final de suerte”. Pero él responde con una metáfora tan simple como contundente: “Yo conozco la suerte, sé exactamente el código postal donde vive.”
El edificio de la suerte
El médico explica que la suerte vive en “un ático poderoso” y que para llegar allí hay que pasar por todos los pisos inferiores, donde viven el trabajo y sus amigos: “La suerte vive en el ático, pero todo el edificio lo sostiene el trabajo”.
Según su relato en los pisos bajos habita “el trabajito”, ese que “parece que está haciendo algo, pero luego nunca hace nada”. Más arriba en cambio vive “el trabajo de verdad”. Y ahí, dice, el trabajo nunca está solo: “Tiene un grupo de amigos que son la humildad, la disciplina, la honestidad, la ilusión, la capacidad de sufrimiento, el no fumar, el comer bien, el no drogarse...”.
El valor de cuidarse
La conferencia de Escribano no se queda en una reflexión abstracta sobre el éxito. Va más allá: habla de cuidar el cuerpo como una responsabilidad moral: “No tenemos otro cuerpo y somos responsables de él” e insiste en que “la suerte suele agradecerle a la gente que se cuida”.
Para él el autocuidado no es solo cuestión de estética o salud física, sino una actitud frente a la vida. Alimentarse bien, descansar, no caer en el desánimo ni en la pereza. Todo esos suma: “De vez en cuando la suerte mira hacia abajo y ve a la gente que trabaja y se cuida y ya se conocen.”
La mala suerte también tiene su papel
En su metáfora, Escribano también reserva espacio para el reverso oscuro: el edificio donde vive la mala suerte. Allí residen “la pereza, el desánimo, la soberbia, el beber, el fumar, el alimentarse mal”, todos ellos comportamientos que, según advierte, “trabajan en negativo”.
Y con ironía añade: “La mala suerte es prima hermana de la suerte, pero no tiene nada que ver con ella.”
El mensaje final del doctor cordobés es tan claro como difícil de rebatir: “Quien se cuida y trabaja mucho, alquila un piso más cerca de la suerte.” Porque, como insiste, la fortuna no aparece por arte de magia. Se acerca a quienes están en movimiento, a quienes se preparan, a quienes hacen lo que depende de ellos.
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