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Fue un pozo milagroso que curaba enfermedades y ahora es una de las ermitas más bonitas y desconocidas de Córdoba: "Merece la pena visitarla"

Muchos enfermos afirmaban sanar tras beber o tocar el agua del pozo

Fue un pozo milagroso que curaba enfermedades y ahora es una de las ermitas más bonitas y desconocidas de Córdoba Merece la pena visitarla

Fue un pozo milagroso que curaba enfermedades y ahora es una de las ermitas más bonitas y desconocidas de Córdoba Merece la pena visitarla

Diario CÓRDOBA

Diario CÓRDOBA

A veces, los lugares que forman parte del día a día esconden historias tan profundas que cuesta creer que hayan pasado inadvertidas tanto tiempo. Basta una chispa de curiosidad para descubrir que aquello que siempre ha estado siempre delante de nuestros ojos (una fachada, una calle, una fuente) guarda a veces siglos memoria.

Esto ocurre con muchos edificios situados en el corazón de nuestras ciudades especialmente en cascos antiguos como el de Córdoba, donde el tiempo se ha ido acumulando en capas. Las reformas, los incendios, las guerras y las modas han ido borrando huellas pero bajo cada piedra sigue latiendo la historia original. La ciudad califal es un ejemplo claro: un entramado urbano que ha cambiado mil veces de piel sin perder su alma.

Uno de esos secretos que se resiste a desaparecer es el de la Virgen de la Salud: una leyenda que ha acompañado a Córdoba durante más de tres siglos y que todavía hoy inspira devoción, curiosidad y belleza.

Una historia que brota de la tierra

Según relatan las crónicas recogidas por portales locales como el blog Cordoba Spain esta historia comenzaba en 1665 cuando dos vecinos del barrio del Alcázar Viejo, Simón de Toro y Bartolomé Peña, trabajaban la tierra junto a la muralla de la ciudad, muy cerca de la Puerta de Sevilla. Mientras araba el terreno la reja del arado topo con algo duro: un pozo cubierto con un brocal de mármol blanco en el que dentro, escondida entre las grietas, aparecía una pequeña imagen de la Virgen con el Niño.

El hallazgo casi doméstico desataba una oleada de fervor popular: los vecinos se acercaban al lugar para ver la imagen y según cuenta la tradición, muchos enfermos afirmaban sanar tras beber o tocar el agua del pozo. La noticia se propagaba por toda la ciudad y pronto hacía de aquel terreno un punto de peregrinación.

El nacimiento de una devoción

Simón de Toro después de aquello promovió la construcción de una capilla en honor a la Virgen y poco después en términos relativos, en 1673, se bendecía la Ermita de Nuestra Señora de la Salud levantada justo en el mismo punto donde tuvo lugar el hallazgo.

Durante siglos el pozo se consideró milagroso y las gentes de Córdoba acudían allí para recoger agua fresca en todo tipo de recipientes y la llevaban a sus casas como si fuera un remedio bendito. Aquel gesto sencillo acabó por bautizar no solo a la ermita, sino también al Cementerio de Nuestra Señora de la Salud (donde se integró el templo en el siglo XIX) y más tarde a la feria de mayo.

Una joya discreta en pleno Córdoba

El edificio actual, diseñado en 1805 por el arquitecto Ignacio Tomás, conserva el espíritu original de aquel primer templo: su fachada neoclásica, adornada con columnas y un frontón triangular, acoge una hornacina con la imagen de la Virgen y el Niño bajo la inscripción Salus Infirmorum (“Salud de los enfermos”).

Aunque muchos cordobeses pasan frente a ella sin reparar en su valor quienes la visitan coinciden en que es un lugar de paz y belleza singular, un rincón que aún conserva la huella del milagro: “Merece la pena visitarla, aunque solo sea por la curiosidad de estar en un sitio tan bonito y poco conocido”.

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