Antonio Escribano, médico cordobés: "Cuando uno va a un restaurante, siempre recomiendo tomarse una infusión para evitar los postres"
A su juicio el cuerpo “es más agradecido cuando uno come poco”

Antonio Escribano, médico cordobés Cuando uno va a un restaurante, siempre recomiendo tomarse una infusión para evitar los postres
Uno de los momentos en los que más personas hacen una excepción con su dieta habitual es cuando salen a comer fuera. Una cena con amigos, un viaje o una comida de trabajo suelen convertirse en ese paréntesis donde el “me lo merezco” se impone al autocontrol. Y aunque es importante concederse esos espacios de libertad y experimentación (porque una relación sana con la comida también se construye desde el disfrute), lo cierto es que hacerlo con demasiada frecuencia puede acabar desequilibrando el organismo.
En ese equilibrio entre placer y salud, el endocrino y nutricionista Antonio Escribano, nacido en Córdoba en 1950 y considerado una de las voces más respetadas en medicina deportiva y alimentación, ofrecía hace unos años una serie de consejos en una entrevista en Diario de Mallorca. Entre ellos, uno muy simple que muchos podrían poner en práctica en su próxima salida a comer: “Siempre recomiendo tomarse una infusión para evitar los postres”.
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Pasar hambre también es parte del proceso
El médico, responsable de la Unidad de Nutrición, Metabolismo y Composición Corporal de la Real Federación Española de Fútbol, defiende que el control del peso pasa por comer menos, incluso si eso implica cierta sensación de hambre. “Eso de que se puede adelgazar sin pasar hambre es una tontería”, afirmaba sin rodeos. A su juicio el cuerpo “es más agradecido cuando uno come poco” y aprender a escuchar las señales reales de saciedad es clave para mantenerse en forma y con buena salud.
El hambre nace en el cerebro, no en el estómago
En la entrevista, Escribano explicaba también que el hambre no nace del estómago, sino del cerebro: “Cuando baja la glucosa, el cerebro le envía al estómago unas señales que provocan unas contracciones que no son más que la sensación del hambre”. Por eso considera que comer despacio y masticar bien (hasta 25 veces cada bocado) ayuda a controlar esa sensación y evitar excesos.
Las joyas de la alimentación
Para él, la alimentación saludable no depende de prohibiciones extremas, sino de organización y sentido común: “Hay que ingerir frutas, verduras y pescado y ser parco a la hora de alimentarse”. Y dentro de esa lista de alimentos “joya”, destacaba especialmente las frutas y los frutos secos: “Las frutas, las verduras, los frutos secos, el aceite de oliva y el agua son los alimentos que yo vendería en una joyería”.
En cuanto a los dulces su mensaje es claro: el postre, decía, “no es más que el IVA de la comida, y un IVA muy caro”. Por eso su recomendación más práctica (y fácil de seguir incluso en un restaurante) es cerrar la comida con una infusión.
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