Adiós al frigorífico de toda la vida: así es la nevera de butano a prueba de apagones
Una solución práctica ante un fallo en el suministro eléctrico

Adiós al frigorífico de toda la vida así es la nevera de butano a prueba de apagones
Aunque los apagones eléctricos no son habituales en nuestro día a día, tras el gran apagón ocurrido el pasado 28 de abril cuando toda la Península se quedó sin electricidad, se nos encienden todas las alarmas. Las neveras dejan de funcionar, los alimentos empiezan a perder frío y, si la interrupción dura varias horas, muchos productos pueden echarse a perder. Esta situación ya se vivió colectivamente y muy recientemente hace unas semanas, cuando la mayoría de hogares se quedaron sin suministro eléctrico y sin posibilidad de conservar alimentos de forma segura.
Aunque parezca poco probable que vuelva a ocurrir, hay quienes ya se están preparando. Y no hablamos de generadores ni baterías solares, sino de una solución bastante más sencilla y tradicional: el frigorífico a gas butano. Una alternativa que parecía olvidada pero que ahora regresa con fuerza como opción fiable en caso de emergencia energética.
A diferencia de las neveras eléctricas convencionales, que dependen completamente de la red, las neveras de gas funcionan sin enchufarse a nada. Usan gas butano como fuente de energía para activar un sistema de refrigeración por absorción. En lugar de usar un compresor, este tipo de frigorífico calienta un líquido refrigerante (generalmente amoníaco mezclado con agua) que, al evaporarse y condensarse dentro del circuito cerrado, enfría el interior del electrodoméstico.
No tienen piezas móviles ni hacen ruido, y funcionan de forma constante mientras tengan suministro de gas. No requieren electricidad en absoluto, lo que las hace ideales tanto para viviendas aisladas como para campings, casas rurales o simplemente como equipo de respaldo en caso de un nuevo apagón.
El precio de los frigoríficos de gas
El mercado de neveras de gas butano no es tan amplio como el de los frigoríficos eléctricos, pero sigue habiendo opciones disponibles para diferentes necesidades. Los precios pueden variar bastante, pero se mantienen en un rango similar al de un electrodoméstico de gama media.
La mayoría de modelos que están en circulación ofrecen entre 100 y 200 litros de capacidad, consumen alrededor de medio kilo de gas butano al día y cuentan con termostato regulable. Algunos incluso incluyen congelador o permiten el uso combinado con electricidad (aunque esa función no es imprescindible para quienes buscan independencia total de la red).
En general se pueden encontrar frigoríficos de butano sencillos por unos 400 euros, mientras que los más completos y con más capacidad pueden rondar los 700. Son electrodomésticos duraderos, pensados para aguantar años sin necesidad de mantenimiento complicado.
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