Fin de las botellas de butano de toda la vida: así son los nuevos modelos

Esto es lo que va a pasar con ellas

Adiós a las botellas de butano naranjas desaparecen las de toda la vida, estas serán las nuevas

Adiós a las botellas de butano naranjas desaparecen las de toda la vida, estas serán las nuevas

Aunque la electricidad ha ido ganando protagonismo en los hogares españoles a lo largo de los últimos años lo cierto es que seguimos sin poder prescindir del todo de otras fuentes de energía. La reciente subida de precios de la luz tras el inicio del conflicto en Ucrania, o incluso el apagón del pasado 28 de abril, han vuelto a poner de relieve la importancia de contar con alternativas. En momentos de máxima necesidad aún hay muchas familias que recurren al gas envasado para cocinar, calentar agua o incluso calentar sus casas. Y dentro de este mundo, también hay espacio para la innovación.

El cambio llega ahora a uno de los símbolos más reconocibles de la vida cotidiana en España: la bombona de butano naranja. Ese envase cilíndrico y robusto que tantas veces hemos visto en balcones, patios o escaleras está comenzando a quedar atrás. Se trata de un modelo que comenzaba a distribuirse en los años 50, cuando la empresa estatal Butano S.A. (hoy Repsol) hizo popular el uso del gas envasado. Su diseño tenía sentido: resistente, fácil de transportar, y con un color naranja elegido por su visibilidad y su asociación con la precaución, pero ahora los cambios que ya están aquí dan testimonio del paso del tiempo.

A 2025 las compañías como Repsol y Cepsa ya han comenzado a apostar de manera decidida por bombonas más ligeras, modernas y eficientes. La clásica botella de 12,5 kg de gas y más de 25 kg de peso total sigue estando regulada por el Gobierno y mantiene un uso doméstico muy extendido especialmente en zonas rurales. Pero ya existen en el mercado libre modelos que reducen ese peso a unos 17 kg gracias al uso de acero más ligero o materiales compuestos como fibra de vidrio y plásticos técnicos.

Estas nuevas versiones no solo pesan menos sino que también incorporan mejoras prácticas como asas integradas, formas más ergonómicas e incluso una carcasa translúcida que permite ver cuánto gas queda. En el caso de Repsol la bombona ligera de 12 kg incluye un chip NFC que permite conocer su trazabilidad. Además tanto Repsol como Cepsa comercializan formatos más pequeños pensados para camping o usos puntuales como la bombona K6 de 6 kg o las pequeñas Campingaz que también han visto cómo mejoraba su diseño.

El objetivo principal detrás de este cambio es doble: por un lado facilitar el transporte y el manejo de las bombonas en el día a día; por otro, avanzar hacia una oferta más sostenible en un contexto de transición energética. A pesar de que cada vez se impulsa más el uso de energías limpias como el gas natural, las placas de inducción o las bombas de calor, muchas viviendas (especialmente en áreas rurales o edificios antiguos) no están adaptadas para este tipo de instalaciones. Por eso aunque la intención a largo plazo es reducir el uso del butano, a corto y medio plazo se busca mejorar su formato.

En cuanto al futuro de la bombona clásica por ahora no hay restricciones anunciadas ni prohibiciones por parte del Gobierno ni de las compañías. Es decir seguirá estando disponible sobre todo en su versión regulada. Pero cada vez será más habitual encontrar los nuevos modelos en estaciones de servicio o plataformas de venta online. Su precio varía, pero se sitúa entre los 20 y los 24 euros, dependiendo del canal de distribución.

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