Adiós al lavavajillas: el truco de la hoja de laurel en el fregadero para acabar con lo más molesto
Con este truco, podremos acabar para siempre con la parte más desagradable de regar los platos

No gastes lavaplatos solo necesitas meter una hoja de laurel en el fregadero
No hay nada mejor que cocinar un plato rico en casa: dedicarle tiempo y cariño a una receta para obtener unos sabores increíbles y darnos un homenaje o impresionar a nuestros invitados. Las recetas más sencillas son, en ocasiones, las más agradecidas. Pero después de comer toca ponerse manos a la obra con algo que a casi nadie le gusta: fregar los platos.
Lavar los platos puede hacerse especialmente cuesta arriba cuando no contamos con el apoyo de un lavavajillas: limpiar los platos sin la ayuda de un electrodoméstico puede convertirse en una tarea tediosa si, además, hay mucha cantidad o están muy sucios. Otro de los inconvenientes cuando nos ponemos manos a la obra con los vasos, platos y cubiertos es que se puede hacer difícil eliminar el olor de los alimentos que hemos cocinado.
Este problema se acrecienta especialmente con los tápers y el menaje de plástico que, por sus características, absorven más los compuestos de los alimentos haciendo más difícil su completa desaparición.
El truco de la hoja de laurel para lavar los platos
Por suerte, para todos los sinsabores del día a día hay algún consejo o truco para hacernos la vida más fácil. En este caso se trata de un truco ancestral para evitar una de las cosas más molestas cuando terminamos de limpiar la vajilla: el olor que queda en el fondo de los vasos planos.
Cuando lavamos los vasos y las copas a mano, a diferencia de cuando utilizamos el lavavajillas con un chorro de limón o vinagre, pueden quedar olores desagradables en el fondo que, cuando después lo vayamos a poner en la mesa, den una impresión negativa a nuestros invitados.
La solución a esto podría estar ni más ni menos que en las hojas de laurel: un producto que tiene cientos de utilizades dentro de la casa para perfumar y limpiar distintas su perficies y que se ha descubierto que tiene un efecto casi milagroso en el olor que queda en el fondo de lso vasos planos.
El truco consiste en poner laurel en el fregadero con los platos sucios: en primer lugar, se pone a hervir agua en la olla más grande que tengamos a mano. Después, cuando ya haya roto a hervir, se introducen tres o cuatro hojas de laurel junto a una rodaja de limón y una cucharada de vinagre. Cuando tengamos la mezcla, lo vertemos en un barreño e introducimos los platos y los vasos sucios.
La combinación de limón y vinagre conseguirá desinfectar las superficies además de eliminar las manchas. Por último, el laurel dará ese toque natural y agradable, tan distinto al que quedaría si solo limpiaramos los platos con el jabón lavavajillas. Para terminar, solo hay que secar los platos con papel de cocina.
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