'Calor negro': la nueva tendencia para ahorrar en invierno

Un método tradicional para calentar la casa sin gastar mucha energía

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calcetines / gpointstudio

Empieza el invierno y todo el mundo comienza a plantearse cómo ahorrar en la factura de la luz: las épocas de más frío, como los meses de diciembre, enero o febrero son en las que más energía gastan las casas debido a la calefacción. Desde que la invasión de Ucrania provocó un aumento exponencial de los precios de la energía, cada vez se hace más cuesta arriba encender cualquier electrodoméstico que suponga un coste añadido a final de mes.

Entre las alternativas al gasto energético que provoca poner la calefacción, se ha popularizado la clásica estufa de butano; pero también un nuevo método que se conoce como 'calor negro'.

El 'calor negro' para ahorrar este invierno consiste en nada más y nada menos que el clásico brasero de toda la vida: el truco está en no dejar que se ponga al rojo vivo y mantenerlo a baja potencia, aproximadamente a 250w. Esta técnica recibe del color que tiene el aparato cuando no alcanza la máxima potencia: el color negro.

¿Cómo usar el 'calor negro' para ahorrar energía?

Ahora que todavía no hemos alcanzado temperaturas muy frías, es la época ideal para poner en práctica este sistema de calefacción: el brasero es ideal para mantener caliente el cuerpo o una estancia de pequeñas dimensiones sin necesidad de gastar mucha potencia. Habitualmente se utiliza en una mesa camilla, tapada con un mantel que resguarda el calor, por lo que el aprovechamiento térmico es máximo y no hace falta gastar mucho.

En algunas casas, el brasero es toda una tradición y un elemento inseparable a la hora de cenar, comer o estar sentado frente a la televisión en la mesa camilla.

Este tipo de calefacción es especialmente útil cuando la estancia que hay que climatizar no es muy grande, ya que en muchas ocasiones no necesitará otro sistema alternativo, siendo suficiente solo un brasero con una mesa adecuada para colocarlo.

¿Cómo elegir un brasero?

Para poder utilizar el 'calor negro' tenemos que asegurarnos de que la potencia del aparato oscila entre los 250 y los 900 vatios: con este intervalo, tendríamos margen suficiente para tener encendido el brasero a la mínima potencia cuando no haga mucho frío o cuando queramos mantener una temperatura que ya hayamos alcanzado; y la máxima cuando necesitemos calentar la estancia, para lo que solo habrá que levantar el mantel y dejar que salga el calor.