Las modas van y vienen también en la decoración del hogar, de forma que en muchas casas antiguas podemos ver las paredes forradas con papel decorado. Se sigue empleando, pero lo normal es quitarlo.

El problema es que no es sencillo, pues en su momento se usó cola a la hora de colocarlo y además, al retirarlo, es normal que se puedan dañar las paredes, por lo que habría que prepararlas de nuevo antes de pintarlas.

Se puede pintar encima

Por suerte, ahora es posible pintar encima del papel y ocultarlo para siempre sin la necesidad de retirarlo, algo que da mucho trabajo y puede ser complicado.

Empezamos pegando los trozos que se han ido despegando, lo que sucede en especial en las esquinas, cortando las burbujas que haya y rellenando con masilla las grietas, puesto que la idea es que la pared quede lisa.

Después la lijamos sin miedo. Vamos a estropear la capa externa del papel, pero nos da igual porque ya no se va a ver. Además, con la lija conseguimos una superficie perfecta para el siguiente paso.

Con la pared ya lisa, y limpia de los restos del lijado, hay que pensar en la imprimación. Esta es una capa que sirve a la hora de que la pintura agarre mejor y en este caso será la primera que oculte el papel, consiguiendo así que no se vea.

Nos queda un último paso que es pintar, para lo cual conviene optar por una pintura de calidad, de las que cubren mucho con una sola pasada, siempre con la idea de que se forme una capa que haga que el papel no “salga” a la superficie.

Se pueden emplear pinturas con textura o de aceite, siempre de la máxima calidad, pues no queremos que esta se vaya despegando del papel y se comience a caer, algo que ocurre con las pinturas económicas.

Ya podemos ocultar el papel de las paredes sin necesidad de quitarlo. Nos hará falta dar un par de manos de imprimación y pintar con una pintura de calidad, de modo que nos olvidaremos del papel decorado para siempre.