En ocasiones se han percibido los campamentos de verano como una prolongación del colegio o la guardería, es decir, un lugar donde los niños pueden estar seguros mientras sus progenitores trabajan. Sin embargo, Félix Luengo, portavoz de Multiocio, afirma que "esa idea es errónea, para eso ya existen los campamentos de día". Dicha declaración se apoya en la situación de las propias familias, como es el caso del granadino Manuel Lucena, padre de una hija de 14 años que participó recientemente en el campamento de Espiel. Manuel tiene que trabajar durante el mes de julio, pero su mujer, que se dedica a la docencia, se queda en casa, por ello explica que "mi hija va a los campamentos porque ella nos lo pide, todas sus amigas también van y, además, las actividades le aportan valores tan importantes como la seguridad en sí misma o el compañerismo. Por ejemplo, todos los años, antes de que comiencen los campamentos, las niñas se comunican entre ellas para decidir a qué campamento van a ir".

Por otro lado, Antonio Pino, padre de niños que asisten a los campamentos, reconoce que "no sólo veo bien que los chicos aprendan a ser autónomos al verse alejados de los padres por unos días, sino que lo mejor que sacan en esos días es la amistad con los otros niños y niñas, y es algo que perdura fuera del campamento. Actualmente, con las nuevas tecnologías estan todo el año en contacto entre ellos, guardando ese compañerismo de una edición a otra".

Respecto a los avances en la comunicación, Manuel Lucena puntualiza que "cada día suben las fotos de las actividades que han realizado ese mismo día, lo que nos aporta cierta seguridad extra". Y es que la seguridad y la tranquilidad son los criterios que más agradecen los padres a la hora de enviar a sus hijos a estas actividades. Entre esos factores, los monitores y el personal son los elementos que más valoran. Lucena admite que "me da mucha seguridad que incluso, cuando el autobús va a recoger a la niña, el monitor la reconozca por su propio nombre, ya que hay algunos de estos trabajadores que llevan desde que mi hija comenzó a ir los veranos a los once años, creando un vínculo que no sólo ofrecería un mero profesional, y eso te da confianza".

Antonio Pino añade que "los monitores con los que trabaja la granja--escuela Fuente Redonda tienen mucha experiencia con niños, además de conocer a mis hijos desde pequeños, por ellos nunca he tenido ninguna preocupación más allá de la preocupación normal y lógica, un accidente puede pasar en cualquier lugar, tanto en un campamento como en tu propia casa".