Expertos de la UCO dicen que hay que avanzar hacia una defensa común

En los últimos años da la impresión de que los europeos se encuentran ante una amenaza constante. El profesor del Área de Derecho Constitucional de la Universidad de Córdoba Ciro Milione señala que «no se trata necesariamente de un conflicto global inminente, sino de señales preocupantes que no podemos ignorar. Tras la caída del Muro de Berlín, creímos haber alcanzado un orden estable capaz de sostener la paz en Europa. Aunque hubo excepciones, esa esperanza se mantuvo durante años. Hoy, sin embargo, ese orden se resquebraja ante el auge del extremismo, la polarización política y la erosión de valores que dábamos por consolidados».

Por ello, «más que hablar de una escalada bélica, deberíamos entender este escenario como una nueva fase del proyecto europeo. Una etapa que exige avanzar con decisión hacia una política de defensa común, como parte fundamental de una integración más sólida y coherente», dice Milione.

Recientemente la UE aprobó el plan ReArm Europe con el objetivo de garantizar los recursos para su propia defensa. «Nadie desea usar un seguro salvo en caso de necesidad, y lo mismo ocurre con el gasto en defensa: no se asume con entusiasmo en principio, pero todos, en los momentos críticos, nos acordamos de la importancia de unas Fuerzas Armadas preparadas. Durante décadas confiamos nuestra seguridad a aliados como EEUU, pero quizás ha llegado el momento de que Europa aprenda a valerse por sí misma», apunta.

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En este contexto, ha surgido también el debate sobre la creación de un ejército europeo. Milione afirma que «la creación de un ejército común europeo supone un reto de gran envergadura. Para hacerlo posible, la UE debe primero definir una política exterior verdaderamente común, algo complejo dada la diversidad política, histórica y cultural que caracteriza a la Unión. Superar estos obstáculos será esencial para que un ejército europeo no sea solo una estructura militar compartida, sino un auténtico instrumento de acción exterior coherente. Además, no puede perderse de vista su propósito: Europa debe seguir siendo referente en la defensa de la paz, los derechos humanos y el diálogo. Cualquier despliegue de sus fuerzas armadas debe estar alineado con estos valores fundamentales».

La política de competencia de la Unión Europea es «muy rigurosa»

«La pertenencia a la UE exige el respeto de los valores democráticos, por lo que la creación de unas fuerzas armadas europeas implicaría una cesión de soberanía que requeriría referéndums nacionales y posibles reformas constitucionales y de los tratados europeos. Un paso así no solo fortalecería a Europa en términos geoestratégicos, sino que también mejoraría la eficiencia, reduciendo duplicidades y costes innecesarios», concluye Ciro Milione.