ENTREVISTA | Carlos Díaz Hijo del profesor Carlos Díaz García-Mauriño, Premio Tomás de Aquino
«La colección de minerales es de las más completas»
«El proyecto de mi padre no era un museo con fines expositivos, sino un espacio vivo», afirma

Carlos Díaz, junto a un expositor de la colección de su padre. / CÓRDOBA
La Universidad de Córdoba ha concedido al desaparecido profesor Carlos Díaz García-Mauriño uno de sus premios Tomás de Aquino en reconocimiento a su contribución al impulso de la cultura científica y al fomento de la vocación científica de los más jóvenes con la donación de su colección de minerales, rocas y conchas a la UCO. Su hijo Carlos García, habla de esta colección que su padre pretendía que fuera el germen de un museo de ciencias.
¿Qué significa para la familia recibir este galardón? ¿Cómo cree que lo habría recibido su padre?
¡Mi padre estaría feliz! Dedicó toda su vida a la enseñanza y para él la mejor recompensa es ver reconocida su contribución al impulso de la cultura científica. Para la familia es una inmensa satisfacción, que 30 años después de su muerte, el legado de mi padre siga tan vivo y con personas e instituciones que apuestan por su puesta en valor.
Su padre donó a la Obra Social de Cajasur, que a su vez la cedió a la UCO, su colección con el objetivo de crear un museo de ciencias. ¿Espera que pronto se pueda hacer realidad ese deseo?
Efectivamente, ese es el fin con el que se hizo la donación. Ahora, en manos de la UCO, las colecciones están en un entorno ideal para poder avanzar en el objetivo de crear un museo para Córdoba, donde ambas instituciones pueden colaborar de forma significativa. Hay que entender que el fin último del proyecto de mi padre no era un museo con fines expositivos, sino un espacio vivo para la divulgación de las Ciencias. Es decir, donde se pudiese ver, tocar, experimentar...
¿Qué puede contarnos de esa colección? ¿Qué es lo que la hace tan importante?
La colección de minerales es de las más completas que se pueden encontrar en Europa, exhibiendo las especies minerales más frecuentes en la Tierra, así como también piezas únicas, de las que sólo existen algunos ejemplares en todo el mundo. Los minerales, junto con el resto de colecciones (rocas, conchas, fósiles) ofrecen un recorrido muy completo por la geodiversidad que nos rodea, facilitando que podamos entender nuestro entorno, sus equilibrios y su relación con el ser humano.
Es una colección muy numerosa, ¿cómo la reunió su padre?
La pasión de mi padre por los minerales comenzó cuando iba al colegio. Durante 60 años se dedicó a buscar y atesorar nuevas piezas para su colección y para intercambiar con otros coleccionistas. En este recorrido, además de su docencia en la Universidad, fundó el Museo de Minerales y Rocas de la Universidad Autónoma de Madrid, del que ahora se celebran 50 años. También recibió el encargo de preparar 3.000 colecciones de minerales para su distribución en colegios e institutos de toda España. Así fue recopilando ejemplares representativos de cada especie mineral, creando una de las colecciones privadas más sobresalientes y únicas en Europa.
¿Hay alguna pieza especialmente interesante o por la que su padre tuviera un especial orgullo?
Cada una de las piezas tiene su importancia y su valor. Cuando nos enseñaba piezas, a mi padre le brillaban los ojos explicando qué la hacía tan especial. Desde minerales que son 10.000 veces más valiosos que el oro pasando por pequeñas obras de arte creadas en la naturaleza hasta simples rocas, cuya exfoliación al romperse, permitieron al hombre primitivo crear herramientas para cazar, defenderse, preparar alimento y vestirse, ayudando a la evolución del ser humano.
¿Qué cree que aportaría a Córdoba poder contar con ese museo de ciencias que su padre soñó?
Disponer de un espacio divulgador de las ciencias, que sería el objeto de este museo, acercaría las ciencias a los más jóvenes, fomentado los perfiles científico-tecnológicos, haciendo hincapié en incorporar cada día a más mujeres, cuya presencia es todavía reducida. Por lo tanto, es un sueño con implicaciones culturales, educativas y socioeconómicas y es muy importante que la UCO haya reconocido este potencial y lidere ahora su puesta en marcha.
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