El cambio climático es un problema global que ocupa a buena parte de la comunidad científica internacional. Cómo atajarlo y revertir la situación es la clave que buscan equipos científicos a lo largo de todo el mundo. En Europa, el proyecto Life ClimAgri, en el que ha participado la Universidad de Córdoba, ha puesto el foco en la agricultura para buscar maneras de adaptar las prácticas agrícolas y contribuir a mitigar el problema. Concretamente, ClimAgri se ha centrado en los cultivos extensivos de regadío, donde además existe un grave problema de erosión del suelo.

Emilio Jesús González, coordinador del proyecto ClimAgri, el profesor Jesús Gil Ribes, responsable en la UCO, y el investigador Francisco Márquez, han explicado que el proyecto ha tenido muy buen impacto tanto a nivel de campo como a nivel político puesto que se han establecido medidas dentro de los programas de desarrollo rural que han conseguido reducir un 12% los costes de cultivo, aumentar un 63% la eficiencia energética y un 57% la productividad energética y reducir un 32% el CO2 que se emite en las labores agrícolas.

En este sentido, el proyecto ha establecido un decálogo de buenas prácticas para mitigar el cambio climático, que se han concentrado en 10, y cuya demostración a nivel experimental ha verificado que son efectivas. Concretamente, ClimAgri marca como prácticas beneficiosas el uso de cubierta vegetal permanente de los suelos; mínima alteración del suelo; rotación de cultivos; optimización en el uso de agroquímicos y su adecuado manejo; uso de tecnologías avanzadas; implantación de estrategias de riego deficitario; consideración conjunta de prácticas agronómicas, técnicas y económicas en el riego; siembra de las lindes; creación de estructuras de retención o zonas tampón para evitar las escorrentías y medidas para fomentar la biodiversidad.

Esas medidas buscan lograr la sostenibilidad ambiental de la agricultura, pero también la rentabilidad para los agricultores.