- Después de 20 años de ejercer la abogacía, ¿qué la animó a dar clases?

- Fue una inquietud que siempre había tenido. Habíamos tenido pasantes en el despacho y siempre me había gustado esa sensación gratificante que te queda cuando transmites tu conocimiento a otra persona, le haces partícipe de la pasión que tú sientes por tu trabajo, y le motivas para que le guste tanto como a ti.

- Lleva más de 12 años enseñando Derecho Financiero y Tributario, ¿Ha cambiado mucho este ámbito jurídico en esos años?

- Han sido años de grandes cambios, provocados por la crisis del año 2008, la globalización de la economía y nuestra pertenencia a la Unión Europea, así como por el avance imparable que han supuesto las nuevas tecnologías.

- El Derecho Financiero y Tributario es un gran desconocido para la mayoría de las personas, aunque todos tengamos obligaciones fiscales. ¿Tan árido y complicado es?

- Puede ser porque nuestra disciplina es relativamente reciente comparada con otras como el Derecho Civil o el Penal. Aunque no debería ser así porque finalmente todo el mundo termina ostentando la condición de obligado tributario. No estoy de acuerdo con la aridez de la materia, dependerá como todo, de la forma en que se transmita el conocimiento. El Derecho Financiero y Tributario tiene por objeto el estudio de los ingresos y los gastos públicos, y la consignación de ambos en el presupuesto. Considero que a todos nos debe interesar cómo se recaudan esos ingresos públicos -que pagamos entre todos- y a qué gastos públicos se destinan -educación, sanidad, pensiones, etc.-. No es algo complicado, es diferente, y todo lo diferente al principio parece difícil.

- ¿La carga impositiva es tan alta como percibe la ciudadanía y las empresas?

- Pues parece ser que sí. Según el Índice de Competitividad Fiscal que publicó el Instituto de Estudios Económicos -2019-, que busca medir si el sistema fiscal de un país tiene bien diseñada su política tributaria, la presión fiscal en España es superior en un 8 por ciento a la media de la Unión Europea y, en cuanto a las empresas, nuestro Impuesto sobre Sociedades resulta un 16% superior a la media europea.

- El sector turístico está viviendo la mayor crisis de su historia. En su opinión, ¿sería necesario alguna modificación de la tributación de las empresas del sector?

- En 2019, el turismo representaba en España el 12,4% de nuestro Producto Interior Bruto y un 13,7% de las afiliaciones a la Seguridad Social. Este motor ha sufrido una caída de más del 75% en el año 2020. Se ha publicado el Real Decreto Ley 35/2020, de medidas urgentes de apoyo al sector turístico. Sin embargo, el turismo necesita un rescate aún mayor, para insuflar un balón de oxígeno a las empresas y que éstas puedan aguantar. Una moratoria en el pago de determinados tributos, y una rebaja en los tipos del Impuesto sobre Sociedades, así como la bajada del tipo actual del 10% en el IVA serían medidas necesarias para la recuperación.

- Parte de su trabajo está relacionado con el ámbito turístico ¿Cuáles son sus líneas de investigación en este ámbito?

- Actualmente, he basado mis investigaciones en la tributación del turismo colaborativo, y dentro del mismo, en el estudio de las viviendas que ofertan el servicio de alojamiento turístico.

- Usted da clases tanto en el Grado de Turismo como en el Relaciones Laborales y Recursos Humanos, ¿Tienen los alumnos interés por las cuestiones tributarias? ¿Qué mensaje considera fundamental que entiendan?

- Entre los alumnos, la respuesta es estupenda. Intento transmitirles el conocimiento de nuestro sistema tributario, que muchos desconocen. Despertarles una conciencia cívico-tributaria. Me tiene muy sorprendida la buena acogida que tiene todos los años la asignatura entre los alumnos de 4º curso del Grado de Turismo, un alumnado que no tiene precisamente un perfil jurídico. Tenemos prevista en la Facultad de Ciencias del Trabajo una exposición de posters confeccionados por los propios alumnos, con propuestas tributarias sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible.