Muchas personas, a su edad, ya habrían abandonado la docencia y la medicina, pero usted sigue batallando. ¿Qué tiene la medicina que le engancha?

No me gustaría acudir a tópicos sobre la vocación, pero al cabo de 43 años de ejercicio y casi 50 desde que comencé mis estudios en la Universidad de Córdoba, en la primera promoción de Medicina, creo firmemente que es la mejor actividad que puede ejercer una persona. Tengo la gran suerte de hacer todos los días lo que me gusta y apasiona. Asistencia, docencia e investigación indisolublemente unidas son lo que me engancha.

En 2015, usted fue elegido como el mejor reumatólogo de España. ¿Ha sido un acicate para seguir avanzando en el conocimiento de esta disciplina médica?

Aquello fue una sorpresa agradable porque no sabía que se estuviera realizando esa encuesta a nivel nacional, y si le tengo que ser sincero, nunca me lo he creído del todo. Cada uno conoce sus defectos y virtudes y para mi hay otros muchos compañeros reumatólogos a los que admiro con muchas más cualidades que yo para este título. No obstante, es verdad que te llena de orgullo y procuras ser digno de la distinción de tus pares.

¿Cómo ha cambiado el estudio y la investigación sobre las enfermedades reumáticas desde que usted se inició en la medicina?

Es realmente impresionante el cambio cuando intento recordar o comento con mis compañeros que hemos vivido los primeros años del Hospital Universitario Reina Sofía, de la Facultad de Medicina o incluso más recientemente del nacimiento y crecimiento del Imibic. Cuando yo llegué a Córdoba en 1972 para estudiar Medicina, ninguna de estas instituciones ni sus edificios existían, y mucho menos la especialidad de Reumatología, la cual desarrollamos conjuntamente Francisco Ginés Martínez y yo a partir de 1984. Él procedía de la Seguridad Social y yo de la facultad de Medicina, y ambas instituciones decidieron que era mejor colaborar que no seguir cada una por su sitio. Puedo decir que en Córdoba la medicina en general y la reumatología en particular están entre las que mejor se hacen en cualquier sitio. Creo que podemos estar orgullosos de lo conseguido.

¿Se ha incrementado la prevalencia de este tipo de enfermedades?

Las enfermedades reumáticas no han cambiado mucho; lo que sí ha cambiado y mucho es el efecto que producen sobre la persona que las padece, y esto es realmente espectacular. Suelo contarle a alumnos y residentes que cuando comenzamos con la consulta en el año 1984, más de la mitad de los pacientes venían con muletas, en silla de ruedas, etc. y esto hoy es excepcional. Entre todos, médicos, enfermos, asociaciones de pacientes, etc. hemos conseguido cambiar la evolución de las enfermedades reumáticas y sobre todo hemos conseguido frenar el daño estructural que condicionaba tanta discapacidad funcional en los pacientes reumáticos. Incluso hay formas clínicas de algunas enfermedades que están en trance de desaparecer.

Además de ser jefe del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Reina Sofía, es director del Departamento de Ciencias Médicas y Quirúrgicas de la UCO. ¿Qué aporta esta simbiosis a ambas partes?

Actualmente soy director de Departamento en funciones, por enfermedad del profesor Aranda. Ya lo fui durante 6 años cuando éramos dos departamentos diferentes Medicina y Cirugía. Aún es muy pronto para valorar las bondades de la fusión, solo llevamos un año y además muy atípico, y desde esa perspectiva puedo asegurarle que esta fusión que ha sido el resultado de una idea integradora de la enseñanza de la Medicina, pero funcionalmente el tiempo dirá.

¿Qué ha tratado de trasmitir al alumnado que ha pasado por sus manos?

Sobre todo, siempre he procurado inculcarles la importancia de mantener una actitud crítica ante los conocimientos científicos, indicándoles que no hay verdades absolutas y que deben perseguir el mayor grado de evidencia aplicando siempre el método científico para responder a cualquier pregunta de investigación que sea relevante para ellos. Y además, que procuren formarse al máximo nivel científico técnico, pero sin olvidar los aspectos humanos de la medicina, al final de su vida será lo que más satisfacciones les dé.

Tras tantos años dedicado a la salud, ¿Con qué se queda?

No podría escoger solo una cosa, yo diría que he disfrutado con mi trabajo, que volvería hacerlo nuevamente, si pudiera. Que he tenido la gran suerte de rodearme de personas excepcionales que me han acompañado, que me han enseñado y de otros a los que espero haber ayudado a aprender.H