La Facultad de Veterinaria no sería la misma sin José Luis López Rivero, como tampoco lo sería el mundo del caballo en Córdoba.

- ¿Cómo ha cambiado la Veterinaria desde que usted comenzó su labor docente?

- De un veterinario generalista, competente en múltiples facetas de la profesión, hemos pasado a otro super-hiper-mega-especialista en, por ejemplo, reproducción equina, oftalmología canina o producción porcina. También ha cambiado el modelo educativo. De una enseñanza impersonal y pasiva, basada en lecciones teóricas a grandes grupos de alumnos, se ha virado a un método participativo y práctico en el que los estudiantes protagonizan su propio aprendizaje con el lema de que la mejor forma de aprender algo es haciéndolo.

- La Universidad de Stanford lo considera uno de los investigadores más destacados del mundo. ¿Qué supone que esta importante universidad se fije en su trabajo?

- Me reconforta que un estudio tan sólido, que ha comparado más de 7 millones de científicos a nivel mundial, me haya destacado. Es gratificante saber ahora, a posteriori, que elegí el camino correcto o, al menos, que mi labor reúne los estándares de calidad que hoy se piden, y sirve de referencia a otros investigadores. Claro, es una gran satisfacción y un acicate para seguir.

- ¿Cuáles han sido sus retos más importantes?

- Perseverar tenazmente para situar mi investigación en la vanguardia del saber. Y atender sin ambages mi formación científica, reciclándome continuamente en los métodos de investigación y de enseñanza, y seleccionando meticulosamente las fuentes y las personas de las que aprender. Y todo ello para poder construir un cuerpo doctrinal propio con el que contribuir al progreso de mi área de conocimiento y ofrecer a mis alumnos la mejor enseñanza posible, basada en la evidencia. Así concibo la universidad.

- ¿Se ha sentido apoyado por sus compañeros y por los equipos directivos de la Facultad?

- Por supuesto. Presumo de integrar el claustro de profesores de la Facultad de Veterinaria de Córdoba, una institución bicentenaria que protagonizó el nacimiento de la profesión Veterinaria en España y la creación de la Universidad de Córdoba. No exagero si afirmo que la Facultad de Veterinaria es a la Universidad de Córdoba lo que la Mezquita y el salmorejo son a la ciudad de Córdoba. Su esencia, su embrión.

- Si no me equivoco, gran parte de su trabajo se ha centrado en las enfermedades equinas. ¿Es verdad que el caballo es un animal delicado? ¿Qué ha intentado aportar en este campo?

- Permítame recordar los vínculos históricos de Córdoba con el caballo, motivo por el que Córdoba fue la primera opción para iniciar los estudios de Veterinaria en España a finales del XVIII. Con este legado, Córdoba hoy aspira a ser capital mundial del caballo y crear el Centro Internacional del Caballo en Caballerizas Reales. Ilusionante. Así es, el caballo es un ser excepcional, con atributos únicos fruto de su historia natural, cría selectiva y buen manejo durante siglos de evolución. Como investigador interesado en la Biopatología muscular de los mamíferos, siempre me ha fascinado descifrar los mecanismos íntimos que explican que el caballo sea un atleta superior o que limitan su desempeño funcional. Ahí sitúo mis contribuciones más influyentes, de las que más satisfecho estoy.

- Le he preguntado cómo ha cambiado la veterinaria y me gustaría preguntarle cómo ha cambiado la investigación en veterinaria.

- Radicalmente. En los ochenta, era anecdótica la investigación avanzada en Veterinaria que se hacía en España. Ahora, casi todos los profesores de mi entorno realizan investigaciones punteras, en la frontera del conocimiento.

- Como docente, además de los conocimientos propios de su asignatura, ¿qué pretende transmitir al alumnado?

- Esto es la esencia de la educación superior. Trato a mis alumnos como querría que actuasen con mis hijos. Les inculco los valores del esfuerzo, la ética, y la innovación; la emoción por descubrir, animándolos a que porten la antorcha del progreso; y, claro, les ayudo a desbrozar el camino para desarrollar sus capacidades y alcanzar sus metas. Es fascinante y me anima cada mañana.

- Cuando acabe su etapa como docente e investigador, ¿qué le gustaría que dijeran de usted?

- Como yo recuerdo a mis maestros y profesores. Como alguien comprometido e ilusionado por llegar a ser un buen docente e investigador universitario. En ello estamos.