El pasado 15 de noviembre, la obra Alas y garras. El mito de Lilith como precursora de un arquetipo femenino en las literaturas y el cine, de María Burguillos Capel, investigadora del grupo Escritoras y Escrituras de la Universidad de Sevilla, resultó ganadora por unanimidad del 21º premio Leonor de Guzmán, por «aportar un claro mensaje de reivindicación feminista, aunando el rigor de la investigación con el carácter divulgativo y ameno en su desarrollo», según el jurado encargado del nombramiento.

-¿Qué significa para usted haber recibido este premio?

-Me siento muy agradecida, tanto por recibirlo como por la labor que realiza la cátedra Leonor de Guzmán, promoviendo los estudios sobre las mujeres y difundiendo el trabajo de investigadoras y docentes. Estoy muy emocionada por poder colaborar con mi propia investigación en la visibilización y reivindicación de las figuras femeninas de nuestra cultura.

-¿Qué importancia tiene hoy en día la reivindicación del papel de la mujer en la sociedad?

-Las mujeres hemos sido constantemente silenciadas a lo largo de la historia, por lo que una de las barreras que afrontamos a la hora de abordar el espacio público es la falta de referentes con los que poder identificarnos. Rescatar el papel de las mujeres en la sociedad nos permite tomar una conciencia crítica de las desigualdades que hemos afrontado a lo largo del tiempo, pero también nos provee de nuevos modelos con los que poder autodefinirnos. Reivindicar a las mujeres es nuestro compromiso propio.

-¿Qué es el feminismo?

-Para mí, el feminismo es, sobre todo, un movimiento de transformación. Esencialmente responde al objetivo de construir una sociedad igualitaria, cuestionando las relaciones de poder y los roles establecidos por género. Aunque el cambio se genera a través de lo colectivo y como tal es esencial la organización y la creación de redes de cosolidaridad, considero que una parte del proceso pasa también por lo individual, por un ejercicio de autoconciencia, de análisis crítico y de empoderamiento personal.

-¿Cree que muchas veces se hace un mal uso del término?

-Creo que el feminismo sigue siendo para mucha gente una palabra incómoda. Desde las connotaciones agresivas que se le atribuyen, a aquellos que consideran que la palabra es discriminatoria. Por no hablar, claro, de todos los falsos mitos sobre el feminismo y la acuñación de nuevos términos para desprestigiarlo.

-¿Se considera feminista?

Sí. Todavía me queda un largo proceso de deconstrucción y de aprendizaje, pero es importante reivindicarnos como feministas para luchar contra los prejuicios que aún suscita el término.

-¿Qué sectores de la sociedad cree que están más estigmatizados por el machismo?

-El machismo nos afecta tanto a varones como a mujeres, aunque no por igual. En general, los ámbitos más afectados suelen ser precisamente aquellos en relación con los roles y estereotipos de género tradicionales. No obstante, no podemos homogeneizar la situación de discriminación de todas las mujeres por igual. Es importante señalar que el sistema de poder es transversal al género, la raza y la clase social, por lo que nos encontramos ante una realidad de triple opresión que debe ser tenida en cuenta.

-¿La literatura puede ser un arma para luchar contra el «machismo emergente»?

-Por supuesto. Dado que la literatura bebe directamente de nuestro imaginario colectivo, y este es un reflejo de nuestra sociedad. La literatura nos permite la reivindicación de referentes y modelos femeninos diversos y puede desempeñar un papel clave en la erradicación de estereotipos.