Diego Ventura pasea la única oreja en la accidentada segunda corrida de rejones

El rejoneador sevillano Diego Ventura logró pasear la única oreja que se concedió hoy en la segunda corrida de rejones de la feria de San Isidro, un festejo accidentado por culpa de la mansedumbre de los toros de Los Espartales, de los que varios saltaron al callejón mientras que el sexto corneó a uno de los caballos de Duarte Fernandes.

Ese solitario trofeo lo obtuvo Ventura del primero de su lote, el peor presentado de la corrida extremeña, que llegó frenado y siempre con la cara alta al segundo tercio. Aun así, el jinete de Puebla del Río fue encelándolo lo suficiente para, no sin algún fallo a la hora de clavar, lucirse con las banderillas sobre 'Nómada' y 'Bronce', el bayo con el que volvió a recurrir a la espectacular suerte de dejar un par a dos manos quitándole el cabezal.

Sin acusar tampoco hoy la seria lesión que sufre en su pie izquierdo, Diego Ventura le hizo a este toro una faena a más, en la que con un espectacular final y con un rejonazo fulminante, amarró el trofeo que ya no pudo cortarle al parado cuarto, con el que no acertó con el rejón de muerte pero con el que hizo un despliegue de sinceridad al ir de frente a clavarle los de castigo, igual que hizo en banderillas con 'Lío'.

Salvo el tercero, que desplegó su bravura desde que asomó al ruedo, los otros cinco toros de Los Espartales comenzaron barbeando las tablas más o menos acusadamente, pero fueron los que sorteó Sebastián Fernández los que más mostraron esa tendencia a la huida y a buscar la salida, lo que complicó su lidia al jinete que hoy confirmaba su alternativa.

Pero por eso mismo la actuación del rejoneador granadino fue especialmente meritoria, en tanto que, no sin esfuerzo y con mucha destreza, logró centrar a ambos mansos en las grupas de sus caballos. El de la ceremonia se acabó aplomando después de que saltara al callejón, aunque permitió que Fernández aún pudiera dejarle algunos palos en lo alto con riesgo y acierto.

El quinto, tras dar seis vueltas al hilo de la tablas, también las saltó con limpieza, y sólo dejó de huir por la insistencia del rejoneador y sus auxiliadores, que fue cuando Fernández pudo volver a lucirse con las banderillas, aunque no así con la espada, con repetidos fallos frente a un toro totalmente desentendido.

El único bravo y con opciones de lucimiento fue el tercero, que cupo en suerte a Duarte Fernandes. Tuvo un enclasado y entregado galope el de Los Espartales, que el joven rejoneador portugués aprovechó con un rejoneo muy directo y enfibrado, dándole ventajas en todos los embroques, salvo en un remate de obra algo más acelerado, antes de emborronarlo todo con el rejón de muerte.

El muy serio sexto no saltó una vez al callejón sino dos, y lo hizo además después de recibir dos rejones de castigo, supuestamente mermado de fuerzas, lo que creó un breve caos que el "amador" lusitano solventó arriesgando mucho sus cabalgaduras para encelarle y someterle.

Y tanto empeño puso, tanto atacó al complicado manso, que 'Ilusión', el caballo tordo con el que remataba su faena, acabó sufriendo una cornada, con evisceración de parte de sus intestinos, como triste final de una tarde que no mantuvo el tono triunfal habitual de este tipo de festejos.