TOROS EN MADRID

Un gran toro de El Parralejo sacude el tedio de la plomiza corrida del Santo

La corrida sirvió para que Isaac Fonseca confirmase la alternativa con el astado "Optimista"

El torero mexicano Isaac Fonseca, este lunes, en Las Ventas de Madrid.

El torero mexicano Isaac Fonseca, este lunes, en Las Ventas de Madrid. / ZIPI ARAGÓN / EFE

Paco Aguado (Efe)

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Ganado: cuatro toros de El Parralejo y dos remiendos, en los primeros lugares, de José Vázquez, todos con un hondo cuajo, aunque distintas alzadas, y mucha seriedad en las cabezas. Muy desrazados los de Vázquez, dieron mejor juego algunos de los titulares, aunque a alta de mayor fondo y fuerzas, y especialmente el cuarto, que tuvo duración y profundidad.

Miguel Ángel Perera: estocada honda y seis descabellos (silencio tras dos aviso); cuatro pinchazos y estocada trasera tendida (ovación tras aviso).

Ángel Téllez: pinchazo y estocada caída (silencio); pinchazo hondo y descabello (silencio).

Isaac Fonseca, que confirmaba la alternativa: pinchazo, estocada baja y tres descabellos (silencio tras dos avisos); media estocada delantera desprendida (ovación tras aviso y leve petición de oreja). Fonseca confirmó doctorado con el toro, "Optimista", nº 52, negro listón, de 523 kilos.

Cuadrillas: volvió a destacar Ángel Rivas a caballo. Curo Javier, Javier Ambel y Juan Carlos Rey saludaron en banderillas.

Incidencias: sexto festejo de abono de la feria de San Isidro, con más de tres cuartos del aforo cubiertos (20.457, espectadores, según la empresa), en tarde fría y ventosa.

Un toro de excelente juego de la divisa de El Parralejo, con el que no llegó a triunfar Miguel Ángel Perera, sacudió con su bravura el tedio de casi tres horas en que se sumió la corrida con que se celebró este lunes en Las Ventas la festividad de San Isidro.

"Camillero", que así se llamaba este hondo y serio ejemplar de 634 kilos, no se empleó especialmente ante el caballo de picar, y hasta se derrumbó aparatosamente en el primer muletazo con que Perera le tanteó en la apertura de faena, pero, aun así, lo mejor de su juego estaba por llegar.

Refugiado del viento en los terrenos de sol, el extremeño palpó pronto la nobleza del animal, que repetía con voluntad sus embestidas, aunque a falta de un punto más de fuerzas que una exigente muleta no le ayudaba precisamente a recuperar.

Pero, como bravo, el toro se fue creciendo a la exigencia de Perera y aún le regaló una docena de arrancadas humilladas y profundas en las dos siguientes tandas de derechazos, que Perera empalmó, más que ligó, tapándole la vista y siempre de mitad de su figura en adelante.

Con todo, fueron dos momentos vibrantes que sacaron al público del tedio y que le hubieran valido un trofeo al veterano espada de no dejar caer la faena en las dos siguientes series de naturales, en las que, entre pausas y falta de remate, no llegó a apurar la profundidad de "Camillero", que se suma a la ya larga lista de toros de claro triunfo que han salido en lo que va de feria.

Con el anterior de su lote, otro hondo ejemplar de José Vázquez sin celo alguno, Perera se eternizó tercamente en un trasteo sin posibilidad alguna, hasta el punto de que le apremiaron a cortar cuando, como remate, aún alardeaba vanamente en terrenos de cercanías.

A esas alturas, había transcurrido ya una hora de corrida con solo dos toros estoqueados, pues el mexicano Isaac Fonseca también se alargó, sin brillo, ante el descastado de su confirmación de alternativa, con el que se asentó y centró más mediado el trabajo.

Ya el sexto fue el más hondo y aparatoso de los de El Parralejo, pero a su manejable condición no aunó la necesaria fuerza para aguantar la voluntariosa actitud del joven azteca, que puso más decisión que temple para intentar no irse de vacío en una tarde tan decisiva.

En otra corrida más marcada por la constante molestia del viento, repetía actuación y cerraba su feria el toledano Ángel Téllez, que volvió a debatirse en un laberinto de desajustes que no le ayudaron a asentar a un espectacular toro ensabanado medido de fuerzas, antes de que el quinto le dejara sin opciones tras "romperse" en varas, donde derribó dos veces con auténtico y prolongado celo.