ENTREVISTA | Finito de Córdoba Matador de toros

“Siempre estoy soñando con una faena que no llega”

«Morante no quiere torear conmigo. Ya aquella tarde de hace dos años estuvo muy frío», afirma

Juan Serrano ‘Finito de Córdoba’, en la plaza de tientas de la finca Navaterrine.

Juan Serrano ‘Finito de Córdoba’, en la plaza de tientas de la finca Navaterrine. / Francisco J. Domínguez

Francisco Javier Domínguez

Francisco Javier Domínguez

De Osuna hacia Martín de la Jara, el paisaje evoluciona. De la campiña de fondo calizo, se pasa a una quebrada serrezuela de olivos y cereal, que conserva un mosaico de manchas del monte mediterráneo original, con centenarias encinas, jaras, retamas y ahulagas, allá donde la tierra es áspera y gredosa. Un cartel anuncia Navaterrine, la finca del ganadero Manuel Domínguez Calle, que ha vuelto al bravo con una punta de vacas de Lagunajanda. En una fértil vega aparece la plaza de tientas y su casa anexa, de la que sale Finito de Córdoba vestido de corto. Con chaquetilla blanca, calzona clásica de pata de gallo, botas de cuero fino y zahones, el veterano diestro propone fotos, enclaves y encuadres. Tiene tablas. En el tentadero, en el que se mide la bravura de tres eralas que resultan de gran calidad, Finito deja una amplia antología de su toreo, que en el campo cobra una dimensión excepcional. En su mente solo existe la fecha de su próxima comparecencia en Córdoba el 21 de mayo. Vacío y exhausto tras el entrenamiento, responde a las preguntas.

¿Cómo se siente?

Ilusionado y feliz. Vuelvo a mi Córdoba y eso me llena de responsabilidad. Aunque pasen los años sigo igual y me preparo de la misma manera para una corrida que para 100. Que me quite el sueño verme anunciado es un síntoma de que mi afición sigue intacta, de que sigo vivo y con el mismo compromiso.

La mayor parte de las figuras de su generación se han retirado ya: Ponce, Litri, Rivera, Joselito, Jesulín… ¿Sigue al 100 por 100? ¿Por qué continúa en la brecha?

Siempre hay que estar al 100 por 100 porque el toro es el mismo. Para mí esto es una forma de vida y soy consciente de que me queda menos que más pero me pregunto qué será de mí cuando decida descansar, porque soy torero, no me veo de otra cosa. Días como hoy, en el campo, me hacen sentir de una forma especial, pensar en la corrida, en el vestido que voy a estrenar… soy torero y sé que puedo hacer feliz a mucha gente. Eso me mueve a mantener la ilusión intacta.

¿Qué siente cuando ve una feria como la de Sevilla, en la que han pasado tantas cosas, y está fuera?

Por un lado, como aficionado, me alegra que haya habido tantos triunfos, que sirvan de revulsivo para el toreo, pero como torero me duele no estar en esa guerra, y me frustra que no cuenten conmigo porque soy consciente del buen momento en el que estoy y lo que puedo aportar. Porque si yo me viera mal y no estuviera a la altura… pero es que sigo a un nivel muy alto y que no cuenten conmigo en las ferias pues es doloroso.

¿Cree que, a estas alturas, puede romper esa dinámica?

Después de 35 años he demostrado quién soy para bien y para mal. Antes, con una vuelta al ruedo en Madrid o Sevilla se te abrían las puertas, ahora cortas dos orejas en una de esas plazas y no pasa nada. Todo esto está monopolizado por seis o siete compañeros, que son grandes toreros, pero que lo controlan todo. Ellos y sus apoderados. Y no dejan sitio, porque espacio hay para todos, pero… Ángel Téllez fue triunfador de San Isidro el año pasado con fuerza y ¿dónde está Ángel Téllez? Soy el primero que admira a los que están arriba, pero, ¿qué pasa con el resto? A veces creo que esto debería ser como una liga con primera, segunda y tercera división y que todo el mundo juegue, cada uno en su lugar, pero debemos reestructurar y romper ese monopolio porque es negativo.

Usted tiene 30 años de alternativa y muchas de las figuras a las que se refiere sobrepasan los 20 años en el escalafón de matadores ¿no cree que el problema es la dificultad para articular un relevo?

Insisto en que hay sitio para todos.

«Soy el primero que admira a los que están arriba, pero ¿qué pasa con el resto?»

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Pero al final, en la situación actual del toreo, en la que solo llevan gente los toreros más taquilleros o cuyos nombres son más conocidos, ¿cómo podemos pedir a los empresarios que apuesten por nombres nuevos?

Podemos ver una plaza con tres cuartos de entrada, con figuras y que luego haya pérdidas. Eso ocurre. ¿Cómo es posible? Igual pones a otros compañeros y con media entrada, la corrida es más rentable. Hace falta transparencia en el sector y, sobre todo, hace falta fomento de la fiesta, debates, presencia en los medios de comunicación, abrir las ganaderías, acceder a los colegios… es difícil, pero es una obligación hacerlo. Ya no solo vale abrir la taquilla y esperar a los aficionados. Debemos ir más allá. Y, sobre todo, tenemos que denunciar aspectos de nuestro mundo que son complejos. A mí me alegra que exista un canal como Mundotoro TV, que retransmita las principales ferias, estoy orgulloso de ese tipo de iniciativas, pero, ¿cómo se han negociado los derechos de imagen? ¿Y los contratos? Porque a mí no me ha llamado nadie, ni a muchos compañeros… ¿Han hablado solo con el 20 por ciento, con los que están arriba? Y el resto, ¿ha denunciado alguien que le van a televisar corridas y no le han dicho nada de los derechos de imagen? ¿Cómo queremos que responda TVE cuando Morante corta un rabo si no responde nuestro mundo, si estamos callados? ¿Cómo podemos hablar de antitaurinos si lo peor está dentro?

Volviendo a Córdoba 32 años después de su alternativa ¿qué balance hace de sus triunfos, de sus fracasos, de sus ausencias, de sus desencuentros con la afición, del apoyo incondicional de sus partidarios?

De lo malo sales muy triste y disgustado pero son tardes que luego te ayudan a estudiar, a analizar, aunque afortunadamente lo malo es una minoría porque me han embestido muchos toros, he tenido años de estar anunciado tres tardes, de sentir mucha presión, de llenar la plaza, de tirar del abono con más festejos que nunca. Eso me enorgullece. Y, sobre todo, conmigo, cuando ha habido una buena entrada, el empresario nunca ha dado pérdidas.

¿Cómo visualiza el próximo día 21? ¿Qué faena se está fraguando en su mente?

Soy un soñador del toreo, siempre estoy diseñando una faena que nunca llega; he estado muy cerca pero esa faena ideal… Con hacer el 20 por ciento de lo que he realizado hoy en el campo, con acercarme al máximo a ese toreo de salón soñado, creo que sería un disfrute.

Técnica, estética y arte es un equilibrio que siempre ha destacado en Finito, ¿cuál es su secreto?

Una mente equilibrada y centrada en el toreo. Con el paso de los años, con el poso, con la suerte, con la salud suficiente para ir salvando los obstáculos, con el respeto del toro, que no te haga daño, con la fortuna y con la suerte necesaria y, sobre todo, con una afición desmedida para no aburrirse y tener la fe siempre necesaria, la ilusión de cuando eres novillero.

Sin más horizonte que la corrida del 21, sin más contratos, su relato lleva a la conclusión de que su ego como figura del toreo ya ha sido satisfecho, que vive en otra dimensión pero al tiempo me decía que le dolía no estar en las ferias. ¿Cómo se casa todo eso?

He conseguido lo que jamás pensé cuando empezaba. Años de más de 100 corridas de toros, triunfos importantes en todas las plazas, el respeto de los aficionados, una gran familia, amigos excepcionales… Soy muy feliz con todo lo que la vida me ha brindado y tengo pasión por lo que hago, tanto que estoy deseando ver los vídeos, no para deleitarme sino para ver los defectos que haya podido tener y corregirlos.

En su situación actual, ¿es el campo su analgésico, su placebo, lo que equilibra la balanza?

Evidentemente, soy un amante de la soledad, del campo, de hacer lo de esta mañana, me realiza y me lleva a la reflexión, me gusta meditar y torear sabiendo lo que tengo por delante, pero tengo claro que si corto cuatro orejas y dos rabos, la situación no va a cambiar, no me van a llamar. Han dado toros en Cabra y en Pozoblanco y no han llamado. Qué pasa, ¿estamos cojos los toreros de Córdoba?

Bueno eso no solo le pasa a Finito, de los triunfadores de Sevilla los hay que como no anden vivos con el teléfono no los contratan…

Pues ya está, pues no hay que tener orgullo, si esto está montado así, pues tendremos que ponernos a llamar, pero al menos que cuando llamemos no nos falten al respeto.

«Nunca hago un paseíllo pensando en el triunfo, lo hago para sentirme torero»

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Hablando de Sevilla, Morante ha cortado un rabo en una tarde histórica, usted toreó con él el mano a mano de 2021 en Córdoba. Como torero veterano que es Morante y como máxima figura, podría pedir que toreros como usted le abrieran plaza en las ferias y tampoco hay muchas opciones debido a esa antigüedad, ¿no sería esa una oportunidad?

Morante no quiere torear conmigo. Ya aquella tarde de hace dos años estuvo muy frío, apenas me dio la mano y poco más. En fin, que yo estoy aquí, que venga Morante o el que quiera y vemos qué pasa en igualdad de condiciones.

Y de la antigüedad a los nuevos, la ilusión de Román, con cuatro novillos y con ambiente, y otros nombres, ¿cómo ve ese futuro?

Me ilusiona mucho lo de Román, pero también lo de Bocanegra, Rocío Romero, Lagartijo, Julio Benítez, que sigue ahí. Tengo ilusión y creo que la labor del empresario José María Garzón ha sido muy positiva desde después de la pandemia. En mi caso, la apuesta de la corrida de octubre de hace dos años, para la que me dejó la plaza, fue muy positiva. Fui el más feliz del mundo, celebraba mis 30 años de alternativa, y eso que apenas me quedaron 1.500 euros, pero ver esa ilusión de la gente, que mi hijo me viera salir a hombros por primera vez… es algo muy positivo para mí. Estamos en un momento en el que debemos empujar todos para que a estos jóvenes valores les sume la empresa y otro gran activo que es Manuel Benítez, el V Califa, que ha creado una fundación a la que hay que ayudar para respaldar a los chavales que quieran ser toreros, que por oportunidades no quede. Pero es una labor de todos, también de las instituciones, porque tenemos mucho potencial. Y tenemos que retomar el festival de la lucha contra el cáncer. ¿Qué ha pasado ahí? ¿Por qué se ha perdido con lo que ha aportado en los años en los que se ha celebrado? Es inexplicable. ¿Por qué no se pronuncia claramente la asociación sobre este tema? ¿Es verdad que no quieren que se les vincule con el toreo?

Desde Lagartijo, cada 25 años aproximadamente Córdoba ha dado una máxima figura que luego ha sido Califa del toreo. ¿Qué hay de lo suyo en este tema?

Uno de mis números es el seis -sonríe-, pero, sinceramente, nunca me ha preocupado el califato. Si viene será bienvenido pero nunca he sido de estadísticas ni de trofeos. La última puerta grande, la de octubre del 2021, fue la que más disfruté. Mi hijo ya me está preguntando por la del próximo día 21 y yo le respondo: ‘parece mentira que no conozcas a tu padre’.

«El trofeo Manolete desierto es una oportunidad que se pierde cuando ha habido un triunfo»

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¿Quiere decir que está por encima de esas diatribas?

Nunca he hecho un paseíllo pensando en el triunfo, siempre lo he hecho con el objetivo de sentirme torero. Y Córdoba es muy singular. Tengo tres trofeos Manolete, curiosamente solo tres. Con lo bonito que es y el prestigio que da el acto de entrega de este trofeo, ¿cómo se puede presumir de las veces que ha quedado desierto? Ponce no lo tiene y un año realizó una faena enorme, cortó dos orejas, y lo dejaron desierto… Con José Luis (Moreno), ha pasado igual y con otros… El trofeo Manolete desierto es una oportunidad que se pierde cuando ha habido un triunfo para ello.

A ver si este año es el cuarto.

Pues sí.

Pero que le da igual.

A mí, pues claro.

Y del resto de su carrera…

No lo sé, todo puede cambiar, mi carrera tiene muchos altibajos y me he recuperado de momentos muy complejos. Triunfé de novillero, luego no me hallaba con el toro, triunfé en Madrid y estuve arriba varios años. Luego en el 97 corté la temporada. Reaparecí al año siguiente y enlacé varios con más de 100 corridas. Me volví a quitar en 2011 y después, con Simón Casas, otra vez arriba con triunfos fuertes en Valencia, Zaragoza o Sevilla. Así es que estoy acostumbrado a este tipo de situaciones. A ver qué pasa en Córdoba y ya veremos.

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