TOROS | FERIA DE ABRIL

La entrega de Escribano con los miuras pone el broche a una gran feria de Abril

El matador sevillano logró un trofeo con fuerte petición del segundo en el cuarto toro de la tarde

Manuel Escribano tras lograr una oreja en el último festejo taurino de la feria de Abril de Sevilla.

Manuel Escribano tras lograr una oreja en el último festejo taurino de la feria de Abril de Sevilla. / Julio Muñoz / Efe

Paco Aguado (Efe)

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Ganado: seis toros de Miura, muy dispares de alzadas, volúmenes, hechuras y cuajo, aunque todos con la gran seriedad típica de la casa. En cuanto a juego, destacó el bravo cuarto dentro de un conjunto que se desfondó en el último tercio, aunque sin grandes complicaciones.

Antonio Ferrera: estocada desprendida (silencio); pinchazo y estocada delantera desprendida (silencio); y estocada (silencio).

Manuel Escribano: estocada caída y dos descabellos (silencio); estocada baja (oreja con fuerte petición de la segunda); y estocada trasera caída (ovación).

Cuadrillas: Manuel Sánchez destacó picando al cuarto, y Ángel Otero, Joao Ferreira y Alberto Carrero, en dos ocasiones, saludaron en banderillas.

Incidencias: decimoquinto festejo de abono y último de la feria de Abril, con más de tres cuartos del aforo cubierto (unos 8.000 espectadores), en tarde calurosa.

El matador sevillano Manuel Escribano, que cortó este lunes una oreja al cuarto toro de la corrida de Miura, puso con su entrega un buen broche a la feria de Abril de Sevilla de 2023, un ciclo histórico por el alto nivel de los muchos acontecimientos vividos en el ruedo de la Maestranza.

Esta última corrida de la serie continuada quedó en un forzado mano a mano apenas cuatro horas antes del paseíllo, en tanto que El Fandi, que iba a matar "miuras" por primera vez en sus 23 años de alternativa, se cayó del cartel con un parte médico que alegaba "molestias" lumbares.

De tal manera, Antonio Ferrera y Escribano tuvieron que pechar con los seis toros embarcados en la finca "Zahariche", que compusieron un variadísimo catálogo de muy distintas hechuras, volúmenes y cuajos, aunque todos, claro está, con el serio y legendario trapío de los productos de esta casa para plazas de primera.

De hecho, ese cuarto con el que triunfó el de Gerena fue un toro casi "atípico" en la ganadería, en tanto que, aunque voluminoso, estaba construido "cuesta abajo" -más bajo de agujas que de cuartos traseros- lo que, de antemano, favorece las embestidas más entregadas.

Y las tuvo "Choricero", que así se llamó, ya desde que Escribano lo recibió con una emocionante larga a portagayola y unos decididos y vibrantes lances a la verónica, con sus respectivas medias, que pusieron en pie los hasta entonces aburridos tendidos.

Bravo también en varas y aún más en banderillas, con las que el propio matador se vio algo desbordado, el cárdeno de Miura llegó a la muleta arrancándose con prontitud, desde que Escribano le abrió la faena con pases cambiados en los mismos medios.

El trasteo fue, en realidad, un pulso de voluntades, principalmente la del torero, que se afianzó en la arena para someter y llevar largas unas embestidas de bravo temperamento, pero también faltas de un punto mayor de ritmo y de continuidad, pues, al tercer pase de cada serie, el toro tendía a protestar y a echar la cara arriba.

Pero eso no fue óbice para que Escribano se rindiera, añadiendo más emoción a cada pase más y más asentado y prolongado, y especialmente en una soberbia serie de naturales, con toda su verdad, mientras la Maestranza se rompía.

Cuando el corte de las dos orejas parecía seguro, la espada cayó notablemente baja en el lomo del Miura, detalle no menor que hizo que la presidencia solo concediera un trofeo, a pesar de la fortísima petición del segundo.

Con todo, más allá de los trofeos, la tarde de Escribano fue más que notable, pues había movido con facilidad al desclasado primero y repitió portagayola y decisión con un sexto que se "rompió" empujando en el caballo, lo que le afianza, tras su éxito con los "victorinos" el 22 de abril, en el podium de esta gran feria.

Antonio Ferrera, por su parte, faenó con su terceto de "miuras" con más habilidad que asiento, contando con que tampoco estos ofrecieron mucho. Si acaso, el primero que tuvo hasta clase galopando en banderillas, pudo haber mejorado con un trato más suave, mientras que el afligido tercero y el desfondado quinto no le permitieron lucir más que en una excelente estocada.