TOROS

Manuel Román sale a hombros en la novillada de Valverde del Camino

El cordobés cortó dos orejas al primero de sus novillos, con el que demostró su precoz sentido de la escena y su capacidad de conectar con el público

El novillero cordobés Manuel Román sale a hombros, en una imagen de archivo.

El novillero cordobés Manuel Román sale a hombros, en una imagen de archivo. / Ladis

Efe

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Ganado: Seis novillos de Apolinar Soriano, desigualmente presentados. Primero y segundo resultaron blandos y cortos de viajes; basto de todo el tercero; con buen fondo el cuarto; rajado y noble el quinto y protestón el sexto.

Diego Bastos: ovación y vuelta al ruedo.

Víctor Barroso: oreja y vuelta al ruedo tras aviso.

Manuel Román: dos orejas y ovación tras petición y aviso.

Plaza: Valverde del Camino (Huelva), con más de media entrada en tarde primaveral. Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria del ganadero Daniel Ruiz, fallecido repentinamente en la madrugada de este sábado

El novillero cordobés Manuel Román ha salido este sábado a hombros al término de la novillada celebrada en la localidad onubense de Valverde del Camino, segunda del Circuito de Novilladas de Andalucía organizada por la Fundación Toro de Lidia en colaboración con la Junta de Andalucía.

Diego Bastos, que había entrado en el cartel en sustitución de Manuel Osuna después de haber quedado como reserva en el bolsín clasificatorio, sorteó en primer lugar un utrero zancudo, flojo y descompuesto al que enjaretó una faena expresiva que no pudo ir a más por la cortedad de motor de su enemigo, finiquitado con un feo metisaca y una estocada en los bajos.

Con el cuarto, que humilló en los capotes sin desplazarse por completo, hilvanó una labor centrada y muy bien trazada, construida a base de muletazos tersos, largos y asentados en los que el novillero sevillano exprimió el buen fondo del novillo de Apolinar Soriano. La espada, eso sí, no estuvo a la misma altura y estropeó el resultado.

Barroso lidió un terciado segundo al que recibió con una accidentada larga cambiada. Fue un animal falto de brío y corto de viajes con el que se esforzó a tope encontrando el calor del público en una faena cerrada por ceñidas bernardinas y rematada con una estocada corta, baja y fulminante que puso en sus manos la primera oreja de la tarde.

El novillero del Puerto de Santa María (Cádiz) calentó el ambiente en un vistoso quite por navarras instrumentado al quinto, un utrero de buena condición y un punto rajado al que toreó con templanza de rodillas sin encontrar el mismo hilo cuando se puso de pie. La espada, que cayó atravesada, tampoco estuvo a la altura.

El tercero, mucho más serio que los anteriores, fue para Manuel Román. Fue un animal basto de hechuras y comportamiento pero el novillero cordobés logró mostrar, con algunas intermitencias, su precoz sentido de la escena y hasta la capacidad de conectar con el público en una labor discontinua que fue premiada con dos orejas.

Le quedaba el sexto, un novillo de bonitas hechuras al que lanceó con gusto y sentido clásico en el quite. Fue un animal manso, berreón que se mostró siempre a la defensiva. Román se mostró pulcro y aseado sin que la faena llegara a tomar vuelo más allá de un puñado de naturales dictados al final de su labor.