Ganado: Seis toros de Domingo Hernández, desiguales de presencia y manejables en la muleta en general, salvo el sexto, complicado. Destacó el tercero, de nombre "Sonsonete", premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Finito de Córdoba: silencio tras aviso y oreja.

Ginés Marín: oreja y dos orejas.

David de Miranda, que sustituía a Jiménez Fortes: oreja y silencio.

Cuadrillas: destacó Rafael Viotti que se desmonteró en banderillas con el segundo.

Plaza: Arévalo. Se registró media entrada de público, dentro de la restricción actual.

El diestro extremeño Ginés Marín, que ha cortado tres orejas, ha sido el triunfador de la primera corrida de toros de la feria de Arévalo (Ávila), celebrada este sábado y en la que Finito de Córdoba y David de Miranda también han paseado un trofeo cada uno.

Marín estuvo muy centrado con su primero, al que recibió con unas verónicas con las manos bajas y a pies juntos, para luego ir construyendo una faena cimentada en el temple y la ligazón sobre la diestra, corriendo bien la mano en tandas de seis y siete muletazos.

Ya cuando fue aminorando el empuje del noble ejemplar de Domingo Hernández, el extremeño dio paso a un toreo de cercanías, con varios circulares invertidos. Ante el quinto, un toro con movilidad pero sin clase, Marín hizo una faena con fibra y raza, dejándoselo llegar muy cerca en el arrimón final antes de una gran estocada.

Finito de Córdoba

Finito firmó buenos pasajes con el manejable primero, lo llevó en el inicio de faena a media altura tras dos entradas al caballo y aprovechó así el pitón más potable, dejando detalles de calidad, propios de su tauromaquia, pero se atascó con la espada.

Con el cuarto, flojo y de escaso fuelle, Finito instrumentó algunos naturales al ralentí, preñados de torería, así como los pases de pecho, esperando con la muleta retrasada para aprovechar el escaso recorrido del animal.

Tras todas las vicisitudes que ha pasado el onubense David de Miranda a lo largo de su carrera, el destino le había guardado un premio en Arévalo, de nombre "Sonsonete", un cuatreño que galopó, tuvo fijeza, prontitud, ritmo y gran clase en la muleta: para soñar el toreo.

El torero de Huelva, que había dejado su tarjeta de visita en su recibo capotero, lo cuajó por ambos pitones con su particular concepto vertical, muy templado y relajado, dejando grandes momentos, en faena de triunfo grande que deslució con los aceros.

Con el que cerraba función, De Miranda se las vio con un toro complicado que nunca venía metido en los engaños, pero él no se arrugó en un trasteo voluntarioso.