Ganadería: Seis toros de Juan Pedro Domecq 

Enrique Ponce: Pinchazo y dos descabellos (silencio); cuatro pinchazos, estocada baja y descabello (silencio tras aviso).

El Cordobés: Estocada trasera (oreja); estocada baja y cinco descabellos (vuelta al ruedo tras aviso). 

Emilio de Justo: estocada «en el rincón» de efecto fulminante (dos orejas); tres pinchazos y estocada (palmas en la despedida).

El extremeño Emilio de Justo, con dos orejas y una gran dimensión de su toreo, puso el verdadero argumento a la emotiva tarde de este sábado en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), en la que Manuel Díaz El Cordobés reapareció cortando un solitario apéndice.

Regresaba El Cordobés después de tres años sin torear por una lesión de cadera que le ha obligado a pasar hasta tres veces por el quirófano. Es verdad que en su primero, un buen toro de Juan Pedro Domecq, muy noble y de embestidas muy templadas sobre todo por el derecho, le costó un poco cogerle el aire. Pero poco a poco fue cogiendo confianza y, aunque la faena no fue redonda ni quizás estuvo a la altura del astado, hay que reconocerle que hubo momentos muy templados sobre la diestra y una eficaz estocada, que le valieron para cortar una oreja. Y no hubo más trofeos para él porque el descabello no fue su aliado en el quinto bis después de una faena aseada desde el punto de vista artístico pero que subió de revoluciones cuando El Cordobés interpretó su famoso «salto de la rana».

Más allá de la emotividad de la efeméride, el toreo brotó de los trastos de Emilio de Justo, que ya en su primero, un toro más venido a menos que sus hermanos, dejó pasajes que evidenciaron una vez más su gran momento. Firmeza de plantas, quietud, seguridad, temple y, sobre todo, mucha verdad por el sitio que pisa y por la hondura que quiere siempre imprimir a los muletazos. Estos fueron los mimbres de su primera faena ante un toro que no le ayudó a estructurar una faena rotunda, pero en la que el toreo de De Justo emergió de tal manera que logró llegar a los tendidos, que disfrutaron de lo lindo y le premiaron con el doble trofeo.

Completaba el cartel Enrique Ponce, que dejó momentos de buen toreo en su bravo primero y anduvo más justito con el exigente cuarto, que tuvo sus teclas y con el que el valenciano no acabó de estar a gusto.