Córdoba, su plaza de toros, ha superado con nota alta el examen que, sin quererlo, suponía el festejo organizado con motivo del día de la Hispanidad por Lances de Futuro, empresa capitaneada por José María Garzón que debutaba al frente de Los Califas.

Las medidas anunciadas se cumplieron con creces y la primera sorpresa, una vez superada la toma de temperatura y el obligatorio gel hidroalcohólico, era cómo un ejército de acomodadores, nunca visto por estos lares, acompañaban a los espectadores a su localidad, señalizada para la ocasión. Acomodadores que junto a otro importante número de guardias de seguridad, velaron en todo momento por que todo el mundo llevase la mascarilla puesta, llamando la atención a algún que otro despistado que, por aquello de la costumbre y del recinto, se deshizo de la nueva prenda de forma involuntaria.

Al margen de las medidas puesta en marcha por el tan traído y llevado virus, fueron muchos los espectadores que, en tono irónico, se preguntaron por la tan anunciada decoración especial que presentaría la plaza para una ocasión tan señalada, ya que por tal, únicamente aparecían en los palcos banderas de España, cinco grandes carteles con las efigies de los califas del toreo cordobés y dos banderolas alusivas al aniversario de El Gallo, así como una girnalda en el palco presidencial y en la barrera, que dadas las dimensiones del recinto pasaron casi desapercibidas.

Junto a un importante número de aficionados llegados de la vecina de Sevilla, la Córdoba taurina no quiso perderse una ocasión tan señalada, destacando entre los espectadores no habituales la presencia en una barrera del tendido 1 de Cayetana Álvarez de Toledo, a la que Morante de la Puebla brindó uno de sus toros. Como era de esperar, dado lo señalado del día, tras romper el paseíllo, se sucedieron una proclama de gritos en favor de la Fiesta, de España y del Rey, que surgieron de manera espontánea durante buena parte de la tarde.