Los matadores Enrique Ponce y Curro Díaz han disfrutado este viernes de una tarde triunfal en la plaza de toros de Cabra, donde se han repartido cuatro orejas en un mano a mano con toros de Juan Pedro Domecq dentro del Ciclo de Reconstrucción, organizado por la Fundación del Toro de Lidia.

El mejor momento de la tarde vino con el toro que cerraba plaza, un toro encastado y bravo con el que Curro Díaz dio una dimensión enorme de lo mejor de su toreo. Un momento cumbre en que el Díaz demostró que es uno de los elegidos. El toro apretaba y colaboraba y eso es lo mejor que puede tener enfrente un torero en sazón. Desde comienzos de faena le bajó la mano por el pitón derecho Curro y el toro respondía rebozándose.

Un deleite la manera de pulsear del diestro de Linares, toques imperceptibles y acariciando con la muleta las embestidas. Por el izquierdo no pudo apretarle tanto y tuvo que muletearlo a media altura, no por eso perdiendo estética los naturales. Un pinchazo previo le costó no pasear las dos orejas con fuerza en este toro.

Así, con su primero tuvo que abreviar después de que el toro se lastimara una pata, tuvo que mimarlo y pulsearlo sin darle un tirón y así a medio gas le robó un puñado de buenos muletazos. Paseo y una orejita fácil.

Por su parte, Enrique Ponce una vez más deleitó a su parroquia en su segundo, otro buen toro de Juan Pedro Domecq, que tuvo la facilidad de humillar muchísimo y apretar en la embestida. El de Chiva, sin ajustarse mucho, una vez más deleitó al respetable con su toreo profundo y estético. Por ambos pitones pudo gustarse y como mató bien y a la primera el público pidió con fuerza las dos orejas, que le fueron concedidas.

Con su primero, sin embargo, tuvo que abreviar debido a la poca fuerza del cornúpeta, aun así pudo dejar algunos lances de capa muy templados y varios buenos muletazos, especialmente varios naturales de frente a pies juntos muy celebrados.

En definitiva una buena corrida de Juan Pedro Domecq con matices, pero en la que saltaron dos toros, el tercero Puntillito-178 y el cuarto Locuelo-165, que fueron excelentes, que humiillaron y dieron un gran juego.