Mala Feria. Faltaron toros, en presentación y en juego. En consonancia, en lo artístico, también poca cosa, con un balance de una sola puerta grande, la de El Juli, que además fue premio barato. Y para colmo, escaso público, que le dio la espalda a la plaza de forma alarmante.

Faltó trapío en las corridas de toros, aunque los tendidos lo aceptaron sin rechistar, un claro indicador de algo también preocupante: al aficionado lo han echado de la plaza. En gran parte por el ganado que se impone hace años: el medio toro. Ejemplo, lo de El Pilar --con dos sobreros de La Palmosilla--, Juan Pedro Domecq y Núñez del Cuvillo lidiado en las corridas de a pie. Sin transmisión ni emoción, y con la lidia disminuida para poder llegar a la muleta, medias faenas, y no siempre.

Así, El Juli se llevó dos orejas de rebajas por un arrimón y una estocada contundente, pero hasta ahí. También dos trofeos, uno y uno, sumó Padilla, que en su caso fue más reconocimiento a su ejemplo de superación que al fondo de sus actuaciones. Jiménez Fortes sumó un trofeo y una vuelta al ruedo la misma tarde del Juli, aunque, empeñado en pasarse los toros muy cerca y en hacer el toreo por abajo, interesó mucho más.

Buen toreo, pero escaso

También un trofeo para Manzanares, templado y estético con el medio toro, y El Fandi, rey de la cantidad. Moreno, en cambio, de vacío por su estrepitoso fallo con los aceros tras realizar, quizás, el toreo más puro de la Feria. De los demás, el singular capote de Morante, detalles de Ponce y un Finito casi inédito.

Lo mejor, en las novilladas. Buena presentación y buen juego de la de Santiago Domecq, sin picar, y la de José Cruz, con caballos. En la primera, Rafael Reyes obtuvo una oreja, aunque Lagartijo ofreció la labor más completa y Bresó destacó por un corte elegante. En la segunda, la terna desaprovechó un encierro de dulce, a pesar de los trofeos que sumaron Angel Jiménez y El Zorro. Y en la de rejones, ni una oreja por el mal manejo del rejón de muerte. Sin toros ni público, mala Feria la del 2012.