Ganado: Cinco toros de Fermín Bohórquez, que sustituían a los anunciados de Manolo González. Justos de fuerza, nobles pero sin fondo en el último tercio, y uno, por devolución del quinto, de Encina grande desrazado y sin clase. Los que más se dejaron , segundo y sexto.

Miguel Abellán: estocada ( palmas) y estocada sin puntilla ( palmas).

Arturo Saldívar: estocada caída y tendida y un descabello ( ovación con saludos tras aviso) y pinchazo, media estocada y descabello ( palmas).

Víctor Barrio: estocada caída y descabello ( silencio) y estocada caída ( palmas).

El toreo debe ser renovación constante. Nuevos valores deben tener su oportunidad para que en la rotación natural del relevo la fiesta no se resienta. Hoy, en Las Ventas, dos jóvenes toreros, un mexicano y un español, dejaron su tarjeta de visita en una corrida poco propicia para el lucimiento. Estuvieron asentados, firmes y con cabeza. Habrá que verlos nuevamente.

Cierto es que cada uno bailó con lo mejor del encierro, pero hay que saber utilizar los cubiertos para comer bien. Saldívar, ante un toro noble y suave, desplegó toda su sabiduría. Tandas por ambas manos con mucho temple hasta que al toro, que iba perdiendo gas, se le acabó la cuerda. Aún pudo rematar la faena con bernardinas muy ajustadas. La espada le privó de la miel. El quinto, que dobló las manos en su encuentro con el caballo, volvió a corrales con una genialidad de Florito. Le sustituyó un toro grandote desrazado y sin clase. El chaval no se inmutó y se fue al centro del ruedo para darle un pase cambiado por la espalda. A partir de ahí todo fue una pelea con las rachas molestas de viento. Saldívar, al torear al natural, sufrió un derrote que lo tiró al suelo. El toro le perdonó. Valiente y entregado, el mexicano acabó sometiendo al áspero animal.

COMPLICACIONES Víctor Barrio recibió a su primer enemigo a pies juntos, en el centro del ruedo, por tafalleras. Era un toro complicado. Inició su faena al hilo de las tablas para irse poco a poco al tercio. En la primera serie en redondos le tiró un derrote a la barbilla. La embestida fue incierta y optó por quitárselo de en medio. El sexto salió barbeando las tablas con intención de saltar al callejón. Sin embargo tuvo más fuelle y repetía. El viento arreciaba y la faena se complicó en gran medida. Aún así, firmó muletazos de bella fractura por la derecha. Con la zurda, el animal se colaba y no se empleaba. El toro se fue agotando pero el toque de atención del chaval ya estaba dado.

Miguel Abellán, en su segunda comparecencia esta feria, tampoco pasó de probaturas. Su primer enemigo, blandito y sosote, no le permitió armar faena y en el cuarto, aparte del inicio con dobladas rodilla en tierra, le tenemos anotados varios muletazos muy vistosos y poco más.