Ganado: seis toros de El Montecillo, bien presentados pero desrazados y algunos mansos. El mejor el sexto.

Manuel Jesús 'El Cid': estocada y dos descabellos (silencio) y pinchazo, estocada y descabello (silencio tras aviso).

César Jiménez: estocada y descabello (ovación tras aviso) y pinchazo y pinchazo hondo (silencio).

Iván Fandiño: dos pinchazos, pinchazo hondo y descabello (silencio tras aviso) y estocada sin puntilla (oreja).

Incidencias: La Infanta Elena presenció la corrida desde una barrera. La plaza casi se llenó en tarde agradable.

Transcurría la tarde por el carril del desencanto, cuando salta a la arena el sexto toro de nombre Desconocido y con una romana de 622 kilos, el segundo de más peso del encierro. No esperábamos nada, visto lo visto, pero mira por donde es un toro con movilidad que mete la cara muy bien.

Condiciones que aprovecha Fandiño de principio a fin y para ver al animal en su justa dimensión, comienza con una buena serie con la derecha dándole sitio y tiempo, el toro responde y le enjareta otras dos series. El público, que dormitaba, responde con ovaciones.

Entonces lo intenta con la franela a la izquierda pero no es una embestida limpia, el animal sale del pase rebrincado. Como no quería que se le fuera el triunfo vuelve con la diestra y lo exprime hasta que se va quedando mas cortito. Entonces monta la espada y sin puntilla. Una oreja que a la postre le ha servido para mantener el buen cartel que goza en Madrid. Su primer enemigo, sin transmisión y con embestida descompuesta, no le permitió florituras.

El Cid no tuvo suerte con su lote. Su primer enemigo era un toro soso y mansurrón que se refugiaba en las tablas. En el cuarto más de lo mismo. Un animal aburrido de 635 kilos que más parecía un buey de carreta del Rocío. El diestro realiza un gran esfuerzo, pero todo resulta estéril.

César Jiménez estuvo porfión en sus dos toros. El pitón de su primer enemigo es el izquierdo y por ahí lo intenta. El toro no acaba de entregarse y la faena carece de emoción. Toro noble pero sin chispa ni transmisión. En el quinto parecía que el decorado iba a cambiar, pero tras una aceptable serie por la izquierda, el toro comenzó a pararse a mitad del viaje y a dar tornillazos.