Ganado: toros de Adolfo Martín, muy bien presentados, serios, astifinos. De juego desigual y de justas fuerzas en líneas generales. El mejor fue el segundo, que duró más. Con transmisión el sexto.

Rafaelillo: silencio y silencio.

Tomás Sánchez: oreja tras aviso y ovación tras dos avisos.

Alberto Aguilar: ovación tras aviso y oreja.

Incidencias: Alberto Aguilar resultó cogido por el sexto de la tarde y, según el parte médico, su pronóstico es reservado, .

Plaza: Valencia, más de media plaza en tarde soleada.

Adolfo Martín envió a Valencia una señora corrida de toros. Cinqueña, astifina, con cuajo y volumen, los albaserradas fueron ovacionados de salida. Ante el primero, un tren en los primeros tercios pero que llegó a la muleta con menos fuelle y transmisión, Rafaelillo se mostró firme. Hubo naturales de buen trazo, pero sin eco en los tendidos, que silenciaron su actuación.

Con el segundo, serio hasta decir basta, Tomás Sánchez paseó la primera oreja del festejo de un toro que, sin llegar a rebozarse en la muleta, resultó manejable. Ya lo había toreado bien con el capote y el valenciano, que firmó buenos muletazos de uno en uno pero sin ligazón, se tiró a matar y cobró una buena estocada, por lo que sus paisanos pidieron para él el trofeo, que fue concedido.

El tercero fue otro imponente toro de Adolfo que, en esta ocasión, ofreció las dificultades típicas de los toros de este encaste, quedándose corto y midiendo al torero. Bien con él Alberto Aguilar, que, muy firme, lo trató como si fuera bueno tirando de valor. Tras un pinchazo y media estocada saludó una ovación.

El cuarto, más basto de hechuras y con mayor romana que sus hermanos, llegó al último tercio sin las mínimas fuerzas para seguir la muleta e incluso se derrumbó en varias ocasiones durante la lidia. Rafaelillo, que sorprendió con su brindis al público y su posterior enfado en la cara del toro, poco más pudo hacer que quitárselo de en medio.

Tomás Sánchez se las vio en segundo lugar con otro adolfo ovacionado de salida. El toro apuntó buenas condiciones en la muleta, tanto en el recibo capotero de Sánchez como en el quite de Aguilar. Volvió a matar al primer intento y el público, cariñoso, le sacó a saludar al tercio.

Cerró la corrida y la feria Revoltoso , otro galán de imponente seriedad, que trató de saltar en dos ocasiones la barrera, algo que consiguió un hermano suyo con anterioridad, el segundo. El de Adolfo, rompió a embestir en la muleta donde Alberto Aguilar le planteó una épica batalla, toreando realmente bien por ambos pitones.

El toro se lo echó a los lomos, infiriéndole una cornada en la pantorrilla izquierda. Pese a que sangraba con abundancia, quiso mantenerse en el ruedo para dar muerte a su enemigo, algo que logró en el segundo intento. Recogió una oreja ganada a ley y pasó por su propio pie a la enfermería.