Con la reapertura hoy domingo de la plaza de toros de Priego se cierra una década que podríamos catalogar como "histórica" en lo que a la consolidación de los recintos taurinos de nuestra provincia se refiere. Así, en estos últimos diez años, Pozoblanco, Lucena, Belmez, Montoro y ahora Priego, han sido testigos de esta apuesta por mantener en algunos casos y crear de nuevo cuño en otros, unos edificios estrechamente ligados a la historia de estas localidades, superando varios de ellos ampliamente el siglo de existencia.

Al margen de la plaza de la capital, uno de los ejemplos más singulares de esta particular "apuesta" cordobesa por el mantenimiento de los cosos taurinos es Lucena, donde, tras constituirse una sociedad de propietarios particulares, se proyectó la construcción de un moderno y funcional recinto, inaugurado el 16 de julio del 2006 y que venía a dar respuesta a una demanda largamente planteada por la afición local.

Unos años antes, en septiembre del 2001, se reabría al público la plaza de toros de Pozoblanco tras ser sometida a una remodelación integral, adaptando a la nueva normativa el vetusto coso inaugurado en el año 1912. Varios meses después de que Pozoblanco recobrara su actividad taurina cerraban las plazas de Priego y Belmez, corriendo esta última algo más de suerte que la prieguense, ya que el 8 de septiembre del 2007, e igualmente tras ser sometida a una importante intervención, era reinaugurada.

Montoro y Cabra

Durante la primera década del presente siglo XXI también asistimos a importantes intervenciones en la plaza de toros de Montoro, que transformaron por completo el coqueto coso haciéndolo más seguro y cómodo, mientras que en Cabra, que tiene a bien ser el recinto más antiguo de la provincia, ya que su inauguración se produjo el 24 de junio de 1857, la sociedad propietaria también llevó a cabo varias actuaciones destinadas a mejorar los accesos a los tendidos y, en definitiva, a garantizar la seguridad de los espectadores y los profesionales de la lidia.

Pero si intensa ha sido la actividad en lo que llevamos de siglo, las últimas décadas de la pasada centuria fueron testigos de dos hechos cuanto menos reseñables en este sentido, como fue la construcción de la plaza de Villanueva de Córdoba, de titularidad municipal e inaugurada el 6 de agosto de 1983, mientras que, en el otro extremo de la provincia, el Ayuntamiento de Benemejí hacía lo propio el 11 de septiembre de 1995, tras finalizar la construcción de su plaza, combinando elementos de la anterior portátil que poco a poco fueron sustituidos por estructuras estables.

Y en todo este proceso no podemos pasar por alto la apuesta firme y decidida de las administraciones, tanto local, ya que en la mayoría de los casos los ayuntamientos son los propietarios de estos recintos, como autonómica, gracias a la política de la Consejería de Gobernación, a través de su Dirección General de Espectáculos Públicos, que ha puesto a disposición de los consistorios importantes cantidades para llevar a cabo estas actuaciones que hacen que, a día de hoy, podamos afirmar el buen estado que presentan las plazas de toros estables de la provincia.

Aun así, y de cara al futuro, no debe descuidarse ni un ápice por sus respectivos propietarios la política conservacionista que se ha llevado a cabo hasta la fecha, ya que con ella se evitarán situaciones como las vividas en las plazas de Belmez o Priego, con prolongados cierres debido a la envergadura económica y material de las intervenciones realizadas, al tiempo que se dota a estos recintos de un plan de uso alternativo, como el planteado de manera tan acertada para el coliseo de Almedinilla, que dentro de muy poco tiempo se sumará a la nómina de plazas estables con las que cuenta la provincia de Córdoba.