Ganado: cinco toros con el hierro de Jandilla y uno con el de Vegahermosa (el sexto) bien presentados aunque de desigual juego. El mejor el cuarto, aplaudido en el arrastre.

Francisco Rivera Ordóñez: dos pinchazos y media estocada (silencio); y estocada trasera y atravesada (oreja).

David Fandila ´El Fandi´: estocada y descabello (palmas); y estocada (oreja).

Alejandro Talavante: pinchazo hondo y descabello (silencio); y tres pinchazos y diez descabellos (pitos).

Incidencias: Más de tres cuartos de entrada.

Los aficionados de la plaza de toros de Valencia pudieron olvidar el mal trago del sábado y disfrutar al menos de dos buenos ejemplares de Jandilla a los que Rivera Ordóñez y El Fandi cortaron una oreja cada uno. Especialmente atractiva fue la lidia del cuarto, un toro que embistió con alegría de principio a fin y con el que Rivera Ordóñez se gustó por ambos pitones. Lo mató mal, con una estocada trasera y atravesada, pero aún así se llevó el trofeo. El diestro madrileño vio desde el principio que tenía entre manos un toro importante. Estuvo bien en los primeros lances por chicuelinas y artista en el remate por gaoneras.

Igualmente intenso anduvo en el inicio del trasteo de muleta, que inició de rodillas pegado a las tablas y curiosamente animado por El Fandi desde el callejón. La faena tuvo temple y ritmo, aunque quizá un tanto acelerada. Al natural encontró algo más de hondura cuando lo intentó, pero no quiso Rivera seguir ese camino y apostó por el toreo en redondo, parado en la cara del toro. Se gustó él y agradó a los tendidos, aunque podría haber habido algo más.

Rivera Ordóñez banderilleó con lucimiento a los dos de su lote, aunque no invitó al Fandi a compartir la suerte, probablemente una decisión inteligente.

El granadino, como es habitual, ofreció un gran espectáculo con los rehiletes en su particular ritual: molinillos, de dentro a afuera y el violín, y corrió delante de la cara del toro hasta cansarlo. Le correspondió en suerte un quinto con buena movilidad, que se arrancaba de lejos, pero que se apagó pronto e incluso fue peligroso en el tramo final de la faena.

Su lidia tuvo momentos buenos, pero en líneas generales anduvo carente de limpieza y profundidad. Tampoco llegó demasiado a los tendidos, por lo que fue dudosa la petición mayoritaria de la oreja, un premio quizá al espectáculo que brindó con el segundo, al que recibió con dos largas cambiadas y que también banderilleó con valor.

El tercero de la terna, Alejandro Talavante, no pudo más que esbozar un proyecto de faena en el sexto, del hierro de Vegahermosa, al que no entendió demasiado y que se quedó sin fuerzas. Además, los aceros jugaron una mala pasada al pacense, que entró a matar tres veces y descabelló al menos una decena.

Llegaban ecos de triunfo desde Olivenza -dondeTalavante cortó tres orejas- y había expectación en Valencia por verle, pero el de Badajoz no dejó más que algunos detalles.

Al tercero lo toreó bien a la verónica y con los pies juntos, y probablemente hubiese podido ofrecer algo más si no se hubiese deslomado su enemigo en el inicio de la faena de muleta. El animal clavó los cuernos en el albero.

Con el sexto de la tarde pasó algo parecido, se paró cuando Talavante empezaba a entenderlo. Fue un espejismo, un proyecto de faena.