Ganado: toros de Victoriano del Río, aceptablemente presentados, bravos y de buen juego en conjunto. El sexto, el único complicado.

Julián López ´El Juli´: oreja y dos orejas.

Sebastián Castella: oreja y dos orejas.

José María Manzanares: dos orejas y oreja.

El Juli estuvo muy bien con su primero, a pesar de que la faena no llegó a ser completa del todo, principalmente porque el toro no tuvo ni un pase por el pitón izquierdo. Sin embargo, por el otro lado se desplazó con clase y buen son, y el torero lo cuajó de forma soberbia, con exquisito temple y limpieza. Muletazos hondos y con aroma. Más rotunda fue su segunda faena. También el toro tuvo una clase extraordinaria, embistiendo por abajo y haciendo el avión. El Juli estuvo sensacional sobre ambas manos, y como esta vez entró la espada a la primera sumó el doble trofeo.

Castella, que resultó volteado sin consecuencias por su primero en el capote, llevó a cabo una faena de más a menos. Bien al principio, en la distancia media, ligando los muletazos con limpieza, largura y suavidad. Y al final, con el toro parado, el francés se pegó un arrimón, que tampoco fue muy allá. Estocada a la primera, y oreja. En el quinto se vio al mejor Castella. Espoleado por el triunfo de sus dos compañeros, salió a por todas. Muy variado de capote, compuso luego una faena de muleta presidida por la quietud y la raza, pues después de dos tandas de buena factura a derechas cobró otra voltereta, de la que se repuso para volver más encorajinado a la cara del toro.

El tercero fue un toro de Toros de Cortés, al que Manzanares a base de sobarle mucho le hizo embestir en la muleta. El secreto fue llevarle muy tapado, y así consiguió el alicantino torearle con cierto empaque y plasticidad. El sexto tuvo menos empuje y se quedaba más cortito, pero Manzanares a base de querer acabó imponiéndose, tanto que al final paseó otro trofeo.