Ganado: toros de Alcurrucén, muy bien presentados, serios y astifinos, y de buen juego en líneas generales.

Antonio Barrera: dos pinchazos y estocada (pitos); pinchazo y estocada desprendida (silencio). Mató también el que hirió a Sergio Aguilar de una estocada caída.

Sergio Aguilar: herido cuando se preparaba para entrar a matar a su primero (ovación que recogió su peón de confianza).

Luis Bolívar: estocada desprendida (ovación); estocada (oreja); y pinchazo, estocada y dos descabellos (ovación).

Incidencias: en la enfermería fue operado Sergio Aguilar de dos cornadas, una con orificio de entrada de 3 centímetros en la parte inferior de la mandíbula y otra limpia en el muslo izquierdo de 15 centímetros.

Espeluznante la secuencia de la cogida de Aguilar. El toro le había herido ya en el muslo izquierdo, sin coladas previas. La siguiente fue para meterle el mismo pitón por el cuello. Estampa terrible. Ninguna de las dos veces a caer al suelo, pero en la segunda, el tiempo que lo tuvo zarandeándole fue espantoso. Se temió lo peor. Vino el recuerdo de Julio Aparicio, la tarde del 21 de mayo, en la última feria de San Isidro, cuando más que un percance ocurrió un milagro, salvando la vida después de entrarle el pitón por sitio parecido y asomándole por la boca. Pero las palabras del médico una hora después fueron definitivas: "No hay urgencia vital".

El percance había puesto la tarde casi en situación de imposible para los toreros, pues la corrida estaba saliendo amplia y extremadamente astifina, como se ven pocas en la temporada. Hasta que no llegaron noticias esperanzadoras de la enfermería no se recobró la confianza. En realidad el único toro complicado, y solo por el pitón izquierdo, había sido el del percance. El resto, sin dificultades insalvables, cuando quisieron los toreros, respondieron todos.

LA TARDE DE BOLIVAR Precisamente Bolívar, por disposición, se llevaría el gato al agua en el quinto. Cuantas veces le puso la muleta, ahí estuvo el de Alcurrucén. Esperándole, despacito, muy quieto, acertó a llevarle largo. Dos tandas a derechas, y en la tercera al natural la faena en su punto culminante. Tocó la música y todo. Toro y torero en perfecta sincronización, algo que parecía imposible en el contexto que arrastraba la tarde. Fue cuestión de ponerse en el sitio. Y aunque a partir de ahí el toro se vino un poco abajo, sin rajarse del todo pero pidiendo tablas, todavía Bolívar se permitió un parón muy a modo. La estocada dio paso a la oreja.

Y pudo redondear Bolívar aún más si no llega a fallar a espadas en el toro siguiente, éste con más transmisión, siguiendo los engaños con codicia, y nobleza, por abajo, los viajes largos y abriéndose lo suficiente entre pases, engarzados éstos sin necesidad de rectificar posiciones.

Bolívar lo cuajó en el más amplio sentido de la palabra. Dos tandas a derechas y una al natural con desarme en el remate de esta última, pero sin perder un ápice de interés, como lo prueba que no calló la música. Y siguió la faena, espléndida en lo fundamental, alternando ahora las dos manos, insistiendo sobre la zurda para cerrar con una a derechas de verdadero primor. Estaba al caer un triunfo grande, que quizás no hubiera sido de dos orejas por lo complicada que es esta plaza, o dicho con más propiedad su presidente Matías González, para conceder el doble trofeo, hasta el punto de tener que consultar en los anales un triunfo así. Pero en cualquier caso pudo ser de oreja importante si no se atasca la espada.

La actitud de Bolívar había enderezado una corrida que empezó en la cuesta abajo con Barrera, que no quiso ver al primero, dejando que lo masacraran en varas. Tampoco en el cuarto hubo compromiso de faena a pesar de que el toro se desplazó mucho y bien aún llevando la cara a media altura.

Aguilar fue en todo momento la disposición, la quietud y la firmeza, y hasta el poderío. Toreó con mucho ajuste y verdad. La cornada le vino precisamente por no volver la cara en el momento de mayor compromiso.

Tras ser estabilizado fue trasladado al Hospital de Cruces, donde se le harán un escáner y más pruebas para saber si hay más daños y, posiblemente, para una nueva operación.