El valenciano no renegó de su segundo, con el que no se rindió. "Los que me conocen bien saben que no me aburro fácilmente. Fue difícil construirle faena, se protegía, no era bueno e iba con la cara arriba". Sin embargo, de su primero aseguró que "había que ponerle todo en torero, tratarlo bien, porque iba con la vista perdida".